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Ceremonia de Imposición del Palio Arzobispal a cargo de Monseñor Emil Tscherring

El 29 de junio,Monseñor había recibido el Palio Arzobispal de las manos de Francisco en el Vaticano, pero ahora tocó el turno a los sanjuaninos.

POR REDACCIÓN

07 de julio de 2017

Desde las 20 horas en la Catedral de San Juan, se llevó a cabo una celebración en la cual el Nuncio Apostólico Su Santidad en Argentina Monseñor Emil Tscherring impuso el Palio Arzobispal al nuevo Arzobispo de San Juan, Monseñor Jorge Lozano, como signo de unión con el Papa y los obispos de la región.

Monseñor Jorge Lozano

El 29 de junio, el mismo acto había sido realizado por Francisco en el Vaticano, pero ahora tocó el turno a los sanjuaninos. De esta manera los ciudadanos de la provincia pudieron participar de una misa especial.

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Monseñor Jorge Lozano

¿Qué es el palio?
Monseñor Jorge Lozano

Es una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.

La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae en las grandes.

Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda. Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo. En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de dudas y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad. A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.

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