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Cuando la alegría desborda y sólo se puede llorar
La familia contó que hasta ahora vivían en un departamento compartido y se mostraron felices de poder contar con un techo propio para sus hijos, uno de ellos discapacitado.
POR REDACCIÓN
Todos los padres desean tener una casa y algunos otros bienes para poder dejárselos a sus hijos, pero este deseo se vuelve casi una obsesión cuando uno de los herederos sufre una discapacidad. Es que ese padre y esa madre no saben si su hijo podrá luchar por ganarse una vivienda. Esto debió ser lo que se le pasó por la cabeza a un hombre que no podía parar de llorar cuando recibió las lleves de su casa, vivienda que ahora podrá dejarle como patrimonio a su hijo quien tiene una parálisis.
Esta es una de las tantas historias de emoción y sueños cumplidos que se viven en cada entrega de viviendas en la provincia. Tal vez, la diferencia es que este joven padre de dos hijos no podía dejar de llorar y reír a la vez.
Su mujer contó que este fue un año muy difícil porque su hijo Nicolás tuvo que someterse a distintas cirugías de las que ya se está recuperando. Ante la pregunta de cómo era su actual vivienda la joven pareja contó que viven en un departamento compartido y se mostraron felices por poder contar con un lugar mejor para su hijo y su beba.
El padre de familia tenía en la mano las llaves, miraba a sus hijos y reía, los abrazaba y lloraba. Una alegría cargada de angustias contenidas que por fin pudo liberar.