Publicidad

A 75 años de la tragedia

El día que la Plaza 25 de Mayo fue un altar entre escombros

Luego de ocurrido el terremoto del ’44, monseñor Audino Rodríguez y Olmos celebró una misa. Hay registros fílmicos que muestran ese momento.

POR REDACCIÓN

15 de enero de 2019

“Sobre este inmenso montón de escombros, sepulcro de vidas de magníficas construcciones y de humanas vanidades, os dirijo mi exhortación pastoral, con el corazón partido y los ojos arrasados”, dijo monseñor Audino Rodríguez y Olmos, a pocos días de ocurrido el terremoto del ’44. Esta no fue una homilía más.

Sus palabras estuvieron cargadas de dolor y el escenario fue desgarrador. La ciudad estaba en escombros, había cadáveres por doquier y heridos agonizantes. Sin embargo, lo que buscó el sacerdote fue reactivad la fe en medio de tanto dolor.

Esto es lo que un registro fílmico de la época muestra. Las tomas forman parte de un documental que realizó Carlos Cerimedo. Este tesoro de imágenes contiene además, tomas a color de la Catedral en ruinas y del reloj detenido justo en el preciso instante que el terremoto sacudió a la provincia: las 20,52. El documental sale a la luz hoy, cuando se cumplen 75 años del terremoto que marcó para siempre la historia de San Juan.

Publicidad

El documental de Cerimedo muestra el dolor en movimiento. No se sabe quién fue el responsable de la filmación. Pero las imágenes son tan contundentes y crudas que todavía pueden poner la piel de gallina.

El terremoto arrasó con el 80% de la ciudad. Su intensidad máxima fue de IX en la escala de Mercalli modificada. El epicentro se produjo en La Laja, localidad albardonera, a 20 kilómetros de la ciudad.
Los efectos del sismo fueron desastrosos, no sólo por la magnitud del movimiento, sino porque en aquella época la edificación local era precaria y de adobe.

Los primeros datos que salieron a la luz indicaron que los muertos habían sido 10.000. Sin embargo, con el paso de los años se confirmó que las víctimas habían alcanzado la cifra de 5.000.

El desastre dejó a cientos de niños huérfanos que tuvieron que ser dados en adopción a familias que vivían en otras provincias. La imagen de los niños apostados en un tren rumbo a Mendoza, conmovió al país.

Cientos de adobes sobre las camas. Niños llorando, heridos que piden ayuda, una muchacha que agoniza. En medio del horror, monseñor Audino Rodríguez y Olmos, autoridad máxima de la Iglesia en esa época, decidió llevar un poco de paz. Por eso, días después del sismo, ofició una misa en la Plaza 25 de Mayo ya que la Catedral estaba en ruinas.

No fue casual que el altar fuese montado al pie de la estatua de Fray Justo Santa María de Oro (es la que está del lado de calle Mendoza). Bajo el calor agobiante de enero, entre el polvo de los escombro y el hedor de los cuerpos de las víctimas, el sacerdote elevó al cielo el cáliz y pidió por las almas. Pero también rogó para que los huérfanos, los desvalidos y los que se habían quedado sin nada encontraran consolación.

Publicidad

Otra de las perlas de este documental son las imágenes a color que se registró en aquel momento y que aportan más dramatismo a la historia.  

    Publicidad
    Más Leídas
    Publicidad

    ÚLTIMAS NOTICIAS