Provinciales > Mensaje reconciliador
En los jardines de Casa de Gobierno, Lozano instó a buscar la paz en estas fiestas
Este jueves, con motivos de las tradicionales fiestas de fin de año como Navidad y Año Nuevo, el arzobispo de San Juan de Cuyo brindó un emotivo mensaje para la sociedad.
POR REDACCIÓN
Este jueves, con motivos de las tradicionales fiestas de fin de año como Navidad y Año Nuevo, el arzobispo de San Juan de Cuyo, Jorge Eduardo Lozano, brindó un emotivo mensaje para la sociedad. En él, instó a la sociedad a tratar de buscar la paz, un valor que debe ser buscado por todos.
“Uno de los modos de llamar al Mesías en el libro del profeta Isaías es “Príncipe de la Paz”. ¡Qué hermoso título! La paz interior en el corazón de cada uno es un bien anhelado, y que depende de varias circunstancias en los diversos aspectos de la vida. Los afectos, el trabajo, la salud, los ideales”, comenzó diciendo.
“La paz en la sociedad es un valor a trabajar con decisión comunitaria. No alcanza un sector aislado. Debe ser buscada por todos”, añadió.
Luego, aseguró que el espíritu navideño tiene este rasgo de búsqueda de paz, pero, “debemos cuidarnos de no identificarlo con la ilusión que fantasea sin compromiso concreto. Si queremos paz construyamos paz”.
”En Navidad Dios nace en fragilidad y se pone del lado de los postergados, de los que no cuentan. Es significativo que Jesús nace y muere fuera de la ciudad. Se cumple lo dicho en el prólogo del Evangelio de San Juan “vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. Nace en una gruta como la que usan los pastores para guardar sus rebaños en las noches frías. Jesús nace entre animales. Las representaciones que hacemos en los pesebres quieren manifestar a toda la creación en torno al Niño. Las estrellas, la cueva en la roca, el pasto, el agua, los animales, los pobres, los Ángeles”, manifestó Lozano.
Agregó: “Los pastores representan a los pobres de aquel tiempo. Cuidan a sus rebaños. Las primeras señales no se perciben en los bares y lugares de fiesta de Belén. Dios no se hace presente en el ruido haciendo más ruido. No se manifiesta a los nobles e influyentes, sino a los que no cuentan. Ante las señales en el cielo los pastores van pronto a visitar al recién nacido. ¿Por curiosidad? Puede ser en algunos. Pero van movidos por la búsqueda de algo nuevo que parece despertar alegrías, la alegría de la fe. El signo del obrar de Dios no es algo espectacular y grandioso, no es una demostración de poder. Un niño recostado en un pesebre, casi podríamos decir un signo casi tan ausente como la presencia un Dios pobre y frágil”
Concluyó diciendo: “Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo”.