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Juana, la “abuelita” que piensa ir a la colonia hasta que “Dios le de vida”

Esta anciana junto a muchas que asisten a las colonias de verano del Estado pueden vivir lo que de niñas no tuvieron y disfrutar de un mes increíble en el que se llevan recuerdos y amigos.

POR REDACCIÓN

02 de enero de 2019

Los 83 años no son nada para Juana Inés Brizuela que cada día de enero se levanta con energía para asistir a las colonias de verano del Estado de las que este año podrán disfrutar 17.500 chicos, adultos mayores y personas con discapacidad.

La edad de Juana no es impedimento para disfrutar con alegría de las colonias desde el año en que comenzaron y, según cuenta, quiere disfrutarlas hasta que “Dios me permita seguir con vida”.

Debido a la cantidad de años que lleva en estas actividades ya conoce a muchos de los que van a ellas y les tomó demasiado cariño, el mismo es tan grande que en los meses en los que no asiste extraña a todos que se convirtieron en la familia que no tiene.

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“Será lo que soy la más grande o no sé pero siempre juegan conmigo, me abrazan, me dicen abuelita, y los niños discapacitados son más apegados a mí todavía”, contó con una sonrisa inmensa en su cara. “Como yo estoy sola en mi casa me vengo acá donde me distraigo, converso, bailo, lo único que no hago es meterme a la pileta porque no me gusta”, agrega.

Además, si hay algo que la caracteriza es la puntualidad y asistencia ya que no falta nunca, para Juana el mes de enero es único e inolvidable, le deja, sin dudas, un recuerdo imborrable en su memoria. “Es todo muy lindo por eso no dejo de venir, no falto nunca, vengo todos los días”, dijo con orgullo.

“El año que viene, si Dios me da vida y puedo voy a seguir viniendo porque esto es algo increíble”, concluye con emoción y sigue conversando con sus amigas.

Para las abuelas, las colonias les permiten tener lo que no vivieron de niñas

Ana María Castro y Gutiérrez Mirta son dos amigas que desde hace 3 años disfrutan de las colonias de verano en la que juegan, bailan y hasta hacen gimnasia. En este 2019 se volvieron a reencontrar y se al verse se abrazaron con alegría debido a que podrán seguir juntas.

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Las abuelas nunca pudieron disfrutar de actividades así cuando eran pequeñas por lo que ahora se sienten en la plenitud de su vida y aprovechan cada momento. “Nunca pude hacer esto cuando era chica, igual que la pileta ahora solo la puedo tener acá. Hacemos hasta gimnasia y bailes, todas las actividades son muy buenas”, contó Mirta emocionada por volver.

Las mellizas que esperan que sus hermanos crezcan para que vayan con ellas

Pilar y Florencia tienen 8 años y desde hace 2 que asisten a las colonias de verano, aunque, para que la felicidad de estas mellizas sea completa faltan sus hermanos. Los pequeños tienen solo 1 y 2 años pero las niñas están esperando con ansias a que crezcan y puedan ir todos juntos. “Cuando sean grandes quiero que vengan con nosotros para que juguemos los cuatro”, expresó Pilar.

Florencia, la más tímida de las mellizas contó que para ella la colonia es una posibilidad de jugar y hacer nuevos amigos, aunque, con algunos se reencuentran debido a que hace tiempo asisten.



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