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Provinciales > Inseguridad

Los arrebatos de celulares, moneda corriente en los colectivos de San Juan

Los pasajeros son víctimas a diario de los ladrones que aprovechan que los choferes disminuyen la velocidad para descender del vehículo con algún objeto ajeno.

POR REDACCIÓN

19 de abril de 2018

El asesinato de Leandro Miguel Alcaraz, un colectivero de 26 años, conmocionó a todo el país. Es que el chofer había cambiado el día de su franco para poder pasar el cumpleaños de su hija en familia. Dos delincuentes discutieron con el joven y le dispararon al bajar del rodado.

A raíz de este hecho de inseguridad, DIARIO HUARPE se subió a los bondis sanjuaninos para dialogar con los choferes y conocer cómo es la realidad en la provincia.

Desde la implementación de la SUBE, en San Juan, bajó mucho los actos violentos contra el trabajador del servicio público. Es que según contaron los colectiveros, el no tener que manejar plata sirvió para no ser víctimas de robos, sobre todo en la noche. Algunas empresas ponen seguridad para proteger al chofer durante el turno nocturno.

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Aún así, los colectiveros coinciden en que durante la madrugada del sábado o domingo, muchas veces la SUBE es una causa de conflicto contra el pasajero, ya que algunas personas suben borrachas o hasta drogadas y quieren pasar gratis o se quedan dormidos y se enojan cuando los despiertan. También, los grupos de alcoholizados es un grave problema, porque algunos quieren evitar pagar el boleto e insultan al trabajador. Incluso, les largan piedras al bajarse.

Pero estos no son los únicos hechos de inseguridad que ocurren en el servicio público sanjuanino. Las principales víctimas de los delincuentes son los pasajeros. Las personas están acostumbradas a viajar con el celular en la mano o con la cartera o mochila en las piernas. Esto resulta ser un escenario perfecto para que los ladrones arrebaten algún objeto antes de descender del vehículo.

Los colectiveros contaron que es algo de todos los días que ocurran robos de celulares. Los malvivientes aprovechan que la puerta está abierta y que el rodado va a poca velocidad para arrebatar un teléfono y descender rápidamente sin reacción de ningún pasajero. Algunas personas bajan atrás del delincuente y los persiguen, pero los choferes no pueden cambiar su recorrido.

Los pasajeros se relajan cuando están en los colectivos, pero no se dan cuenta que son la víctima perfecta para los arrebatadores de celulares, que antes de descender se llevan un objeto ajeno.

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