“Mi tío abusó de mi a los 12, y a los 15 me violó”

Tenía apenas 12 años cuando su tío, padrino de su comunión, abusó de ella. En su casa, en plena reunión familiar, nada importó. “Sentí miedo. Cuando esa persona se acercó a mi yo estaba casi dormida, en mi cama. Sentí su mano deslizarse desde mi espalda hasta mis piernas, pero no continuó, porque alguien lo sacó”, relata angustiada. Como tantas otras víctimas, Katherina sintió culpa por lo que le pasó, estaba confundida, ¿qué podría haber hecho una niña de esa edad para provocar tal actitud? Entonces decidió callar, y volvió a ocurrir.

A los 15, ya había pasado por muchos momentos difíciles. “Mis padres no fueron malos, pero me dieron mucha libertad…quizás demasiada”, explica Katherina para protegerlos. Justamente, esa protección, fue la que le faltó cuando a los 14 años comenzó a consumir drogas tras haber sufrido un aborto espontáneo, algo que la fue apagando y alejando de sus amistades.

Quien le facilitaba las drogas era su tío, el mismo que había abusado de ella años antes. Y así, aprovechando su situación de vulnerabilidad, este sujeto marcó su vida para siempre. “Un día nos juntamos en su casa, donde también vivía con su esposa y su hijo. Estuvimos toda la noche charlando y cuando yo me fui a dormir, en la cama donde todos los días se acostaba su hijo, me violó”. Como Katherina relata, este hombre se metió a la cama y la extorsionó, “cállate, sino le cuento todo a tus papás” le dijo. Se refería al tema de las drogas y a un novio que ella tenía y que a sus padres no les agradaba. “Me violó, la palabra es simple, no tiene matices” asegura la joven, a la que se le llenan los ojos de lágrimas al recordar el horror.

De nuevo decidió callar y eso, apagó su esencia. “Recuerdo haberme ido a mi casa y bañarme dos veces seguidas, sentía asco de mi cuerpo” asegura al contarlo. “Te desgarran, te rompen todo lo que tenés, eliminan lo que sos”. Con esa frase describe lo que ese hombre hizo con su alma, un dolor que la acompaña, aunque en menor medida, hasta el día de hoy.

Katherina se recuperó con el tiempo de las drogas, y recién en el año 2010, 4 años más tarde del hecho, pudo hablar de lo sucedido. Fue con su pareja, con quien, por primera vez en su vida, se sintió cuidada y comprendida. Él la ayudó a hablar con sus padres. “Mi papá no dijo nada y nunca volvió a hablar del tema. Supongo que fue porque este sujeto venía por el lado de su familia”. Con su madre la situación fue otra, “lloró como nunca la había visto y años más tarde me pidió perdón por no haberme cuidado”. A pesar de todo, Katherina no les guarda rencor. “Hace unos años descubrí que el abuso era algo que ya había ocurrido en mi familia. Mi mamá nunca lo contó, tampoco supo manejar lo mío”, explica.

Katherina puede considerarse una sobreviviente. Fue abusada, violada, cayó en las drogas, intentó acabar con su vida en varias ocasiones y, lo peor, se encontró sola, sin rumbo. Hoy, la forma en la que habla de sus dos hijas, el amor que siente por su pareja, la pasión con la que estudia ingeniería hablan de su fortaleza y de cómo pudo salir adelante. Es por eso que decidió hacer pública su historia de vida, ya que siente que puede ayudar a otras chicas que hoy se encuentran en esa misma oscuridad de la que pudo salir, sólo luego de hablar. “No necesitan llegar a una violación, si decís no es no, y si te pasa, tenés que hablar. Y te creo hermana, contalo”.

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