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Rocío: Una estrella enorme que no para de brillar

La danza árabe la hace feliz. Cada vez que pisa un escenario disfruta de los aplausos como si fuese la primera vez. Esta es la historia de Rocío, una joven con Síndrome de Down que demuestra que no hay límites para su fuerza y talento.

POR REDACCIÓN

14 de septiembre de 2018

“Cuando Rocío nació, todos me decían que son niños puro amor y que con ella no me sentiría nunca sola. Yo lo siento como si me estuviesen dando el pésame, o como una frase de consuelo. Ella demostró en su vida que puede mucho más que eso”, comenta Silvia Chávez, mamá de la bailarina árabe de 17 años que conquistó a la provincia entera.

Rocío nació con Síndrome de Down y muy bajo peso. Por su condición, los médicos le dijeron a sus papás que difícilmente sobreviviría las primeras 72 horas. Pero como cuenta su familia, fue una luchadora desde esos primeros minutos de vida y pronto se recuperó y pudo ir a casa. “Desde ahí todas fueron sorpresas con ella, aprendió a caminar y a hablar mucho antes de lo que se esperaba y siempre luchó por ir un paso adelante”, explica emocionada Silvia.

El baile llegó a la vida de Rocío a los nueve años. Comenzó sus primeros pasos en el Instituto Hechizo Calé, luego de que varias escuelas de danzas le cerraran las puertas por su discapacidad. La primera vez que pisó el teatro Sarmiento fue con una ovación por parte del público que, como Rocío misma recuerda, era interminable al canto de “Sí, se puede”.

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Desde ese momento las presentaciones y competencias no pararon. Hoy, la “estrella enorme”, como a ella le gusta que la llamen, suma una gran cantidad de trofeos y medallas, además de fotos en las que su cara brilla de alegría.
La novedad, ahora, es que el talento de Rocío se ganó la posibilidad de pisar las tablas en Buenos Aires y, de pasar esa instancia, llegará a Uruguay para sorprender a todos como lo hace cada vez que baila. La joven bailarina está muy entusiasmada y entiende muy bien la importancia de sus logros, es por eso que su familia está haciendo un esfuerzo inmenso para poder acompañarla al certamen y verla triunfar.

Al hacer un repaso por la vida de su hija, Silvia se siente muy satisfecha. “Ella es nuestro Sol y nosotros su satélite”, asegura. Y esta idea, se ve replicada en la forma en que la “estrella enorme” es la reina de la casa y la consentida de la familia.

Como en todos los casos, el camino no fue fácil y estuvo repleto de momentos en los que hubo que luchar duro. “Es un aprendizaje de todos los días”, manifiesta la mujer y agrega que es común oír hablar de los chicos con discapacidad como si fuesen todos iguales. “Hay estrellitas que brillan más que otras y mi hija es una estrella de todos los colores”, expresa.

Rocío se expresa y muestra feliz. Baila con soltura, con seguridad y con conocimiento sobre todo lo que hace. Disfruta cada movimiento y se esfuerza mucho por superarse. Es un ejemplo más, desde esas primeras horas de vida en las que luchó tanto por sobrevivir, de que Sí, se puede.

Un bingo para compartir la alegría

En el mes de noviembre Rocío deberá viajar a Buenos Aires para competir en un prestigioso certamen. La familia, junto a un gran número de colaboradores, ya logró reunir la gran suma de dinero que se necesitaba para que la bailarina viaje, aunque ahora, el sueño es poder acompañarla.

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Por esta razón, los Díaz-Chávez están organizando un bingo en la casa de la familia para poder costear los pasajes y la estadía, al menos, de Silvia y Claudio, los papás. El día de la divertida reunión será el próximo 4 de octubre y todos están invitados para lograr que Rocío pueda compartir este importante momento con los que más quiere.

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