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Provinciales > Oficios perdidos

En qué trabajaban los sanjuaninos

Con el avance de los tiempos algunas ocupaciones perdieron utilidad y fueron desapareciendo con el tiempo. Aquí una reseña de algunos trabajos ya extintos.

POR REDACCIÓN

12 de junio de 2018

La mejora en las rutas, la utilización masiva de la energía eléctrica y la incorporación de nuevos materiales de trabajo trajeron consigo la paulatina desaparición de algunos oficios que dejaron de tener utilidad para dar lugar a otras formas de trabajo. El historiador  Michel Zeghaib, enumeró algunos de los oficios que se ejercieron en la provincia a lo largo de los tiempos.

Uno de los más reconocidos y muy antiguo es el trabajo de los pirquineros. El pirquinero era un minero que realiza la extracción del mineral de manera artesanal y casi siempre solos en medio de las montañas. Pero el trabajo era muy rudimentario y esforzado por eso se hizo necesaria la profesionalización de los trabajadores. En el año 1865 se creó el Colegio Nacional y allí la carrera de Mineralogia. Este fue el primer paso hacia la profesionalización del trabajo.

El trabajo del herrero era infaltable en todos los pueblos. Los trabajadores de este rubro utilizaban forja, yunque y martillo para elaborar objetos de metal. No solo herramientas como palas, armas y hasta artículos decorativos.

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Los carreros utilizaban sus vehículos para transportar diferentes mercaderías. En el caso de San Juan, muchos de estos trabajadores llevaban los vinos y aguardientes producidos en el San Juan del siglo IXX.

El talabartero trabajaba con el cuero, principalmente vacuno. Originalmente, el talabartero elaboraba todos los implementos necesarios para la ganadería, pero con la disminución del trabajo de campo este oficio quedo más limitado y le fue incorporando arte a los elementos que no sólo tienen una utilidad determinada, sino que además son decorativos. En la provincia aun funciona una talabartería en pleno centro, hasta hace unos años estaba en la zona de calle Jujuy y luego se instaló en calle General Acha hacia el sur.

Zeghaib explicó que otro oficio extinto era el de cuarteador. Este hombre iba con su caballo a orillas del río San Juan y enganchaba a los autos para cruzarlos tirando. Los días con creciente en el cauce eran muchos los hombres que se juntaban a hacer este trabajo. Obviamente, una vez que ayudaban al conductor a pasar el río, cobraban un determinado monto.

Los toneleros se encargaban de fabricar los toneles en los que se depositaban los vinos. Hacía las primeras décadas del 1900 este trabajo adquiri{o gran relevancia. Sin embargo luego fue desapareciendo con la aparición de nuevos materiales para almacenar los caldos en las bodegas.

El afilador también era un clásico, según Zeghaib, este hombre salía en su bicicleta y cuando recorría las calles hacía sonar una armónica para anunciar su llegada. Cuando las vecinas salían a la calle le entregaban sus tijeras y cuchillos y este hombre los pasaba por el esmeril para sacarles filo.

Hay otros trabajadores que se dedicaban a vender sus productos a domicilio. Es el caso del lechero que vendía la leche de los tambos locales este trabajo desapareció con la utilización del sachet. Otro de los oficios que ya desapareció es el del kerosenero que repartía el combustible que se utilizaba en diferentes artefactos del hogar con el tiempo todo paso a andar con gas o electricidad y el kerosene ya no se utilizó a nivel domiciliario.

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