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Con las bienaventuranzas como eje, Francisco dio su primera misa en Chile

El líder religioso habló de la importancia de trabajar en la solidaridad para con el prójimo. Durante su discurso hizo alusión a las nuevas tecnologías y al poder del click.

POR REDACCIÓN

16 de enero de 2018

El papa Francisco oficia su primera misa masiva en tierras chilenas. La Misa por la Paz y la Justicia, que se realiza en el Parque O’Higgins de Santiago, se produce luego del encuentro privado que el Sumo Pontífice tuvo con la presidente Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda.

Ante unas 400.000 personas Francisco afirmó: “Las bienaventuranzas no nacen de una actitud pasiva frente a la realidad, ni de los profetas de desventuras, ni de los que prometen la felicidad con un click. Las bienaventuranzas nacen del corazón compasivo de Jesús”.

El Papa también se refirió al pueblo chileno y cómo logró levantarse cada vez que fue castigado. “¡Cuánto conoce el corazón chileno de levantarse!”, expresó.

Luego siguió hablando de las bienaventuranzas, y dijo: “No salen de actitudes criticonas, ni de la palabra barata de aquellos que creen saberlo todo y no se comprometen con nadie. Nacen del corazón misericordioso que no se cansa de esperar. Y experimenta que la esperanza es el nuevo día”.

“Jesús viene a extirpar la inmovilidad paralizante de quien cree que las cosas no pueden cambiar. Jesús viene a sacudir esa postración negativa llamada resignación. Esa resignación que nos lleva a aislarnos de todo, dividirnos, separarnos”, siguió.

Y agregó: “Las bienaventuranzas son ese nuevo día para todos los que siguen apostando al futuro. ¡Qué bien nos hace pensar que Jesús viene a decirnos bienaventurados!”.

“Jesús nos dice: ´Felices aquellos que se esfuerzan por no sembrar división´. Las bienaventuranzas nos hacen partícipes de paz. Felices lo que trabajan para que otros puedan tener una vida dichosa”.

“Sembrar la paz a golpe de proximidad, a golpe de vecindad, a golpe de salir de casa y mirar rostros. Esta es la única manera que tenemos de tejer un futuro de paz. El trabajador de la paz sabe que muchas veces es necesario vencer grandes mesquindades. Sabe que no alcanza con decir ´no le hago mal a nadie´. Está muy mal no hacer el bien. Construir la paz es un proceso que hace ver a mi vecino hijo de esta tierra”, concluyó en su homilía.

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