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Francisco expulsó al cura chileno condenado por abuso de menores

El Papa lo echó del sacerdocio. Esta medida se suma a la ya emitida por la justicia canónica en 2011 a través de la cual había sido declarado culpable y se le ordenó mantener una vida de reclusión y penitencia.

POR REDACCIÓN

29 de septiembre de 2018

El papa Francisco ordenó la expulsión del sacerdocio -máxima sanción de la Iglesia- del párroco chileno Fernando Karadima Fariña, quien en 2011 había sido encontrado culpable por la justicia canónica de violación y abusos sexuales a menores de edad, informó hoy el Vaticano.

“Ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña”, indicó el comunicado del Vaticano sobre la expulsión del sacerdote más emblemático por los casos de pedofilia dentro de la iglesia chilena.

En 2011, la justicia canónica lo había declarado culpable y le ordenó mantener una vida de reclusión y penitencia. Desde marzo del año pasado, el ahora ex sacerdote de 88 años vive en el Hogar de Ancianos San José, en Santiago de Chile.

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A pesar de la condena de la Iglesia, las denuncias presentadas por sus víctimas no prosperaron en la justicia civil ya que las causas habían prescripto.

Desde que en enero último los casos de abuso por parte de sacerdotes tiñeron su visita a Chile, el Papa decidió encarar una limpieza dentro de la iglesia de ese país y en mayo ordenó llamar a 34 obispos chilenos a la Santa Sede, quienes terminaron por reconocer que habían cometido “graves errores y omisiones” y presentando una renuncia colectiva a sus puestos.

El Vaticano explicó que el decreto que ordena la expulsión de Karadima fue firmado por Francisco el 27 de septiembre y entró en vigencia de forma inmediata, consignó hoy la agencia Efe.

El comunicado del Vaticano agregó que Karadima fue apartado de “todas las obligaciones clericales” y que el sacerdote fue notificado hoy de la decisión del Papa.

Jorge Bergoglio “ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia” católica y “ha ejercido su ‘potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia’, consciente de su servicio al pueblo de Dios como sucesor de San Pedro”, concluyó la nota.

Como repercusiones del caso Karadima -el más emblemático de Chile- el 21 de septiembre, el Papa ya había aceptado la renuncia de dos obispos chilenos, el de San Bartolomé de Chillán, Carlos Pellegrín Barrera; y el de San Felipe, Cristián Contreras Molina, investigados por abuso de menores.

Estas renuncias se sumaron a las de otros cinco obispos, entre ellas el de Osorno, Juan Barros; a quien Jorge Bergoglio había defendido durante su última visita a Chile.

Tras conocerse la decisión del Papa, las víctimas chilenas de los abusos sexuales cometidos durante años por Karadima exigieron a la Justicia de su país que actúe con independencia y castigue los abusos y el encubrimiento al interior de la Iglesia.

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Karadima cometía los abusos cuando estaba a cargo de la parroquia El Bosque, situada en un barrio acomodado de la capital chilena. Desde allí, forjó durante años sólidos nexos con sectores de la elite política y económica del país.

De acuerdo a un informe de la Fiscalía Nacional de Chile citado por Efe a finales de agosto de este año había 119 investigaciones en curso contra 167 personas relacionadas con la Iglesia y 178 víctimas identificadas, 79 de las cuales eran menores de edad cuando ocurrieron los abusos.

A partir de estas denuncias, el Papa tuvo que pedir perdón en distintas oportunidades, la última vez fue durante su viaje a Irlanda, en agosto.

Fuente: Télam

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