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Provinciales > Con la soga al cuello

La Orden de desalojo ya está firmada y en marzo, 36 familias se quedarían en la calle

Las 36 familias de Rivadavia están desesperadas porque para marzo está confirmado el desalojo. Este jueves volverán al IPV para saber qué va a pasar con ellos.

POR REDACCIÓN

08 de enero de 2019

La necesidad de tener un espacio para levantarse un ranchito los llevó a usurpar hace cinco años un terreno abandonado en el departamento de Rivadavia. Justo en la parte de atrás del asentamiento Evita, es decir al norte de calle Nueva y Pellegrini.

De las 36 familias, 34 están encabezadas por parejas que no superan los 32 años. Incluso hay una conformada por dos chicos de 17 años que hace poco han sido padres. Y todo manifiestan lo mismo: en la casa de sus padres ya no había lugar y tuvieron que salir a buscar algún terreno abandonado para poder levantar su ranchito.

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“Si nos sacan de acá no quedamos sin nada y en la calle”, le dijo con lágrimas en los ojos a DIARIO HUARPE Elías Cabello. “Estamos desesperados y nadie nos da una solución”.

En primera persona

La desilusión

En el último sorteo de casas todos tenían la ilusión pero el azar no los favoreció y eso los termino por liquidar.

“Disculpe que me ponga así y llore”, dijo Elias “pero teníamos tantas esperanzas con mi señora de que nos podía tocar una casita para poder criar a nuestras hijas en paz y la suerte no nos favoreció, y aquí todos estamos igual”.

El asentamiento está formado por familias oriundas de diferentes departamentos. Hay familias de Pocito, Rawson, Rivadavia y Chimbas. En un principio los ranchos se levantaron en la parte más baja del terreno, como para tener mejor presión de agua que aportan los dos únicos surtidores del asentamiento. Pero un chaparrón los inundó y les tiró casi todos los ranchos.

“Ahí nos dimos cuenta que habíamos cometido un error y nos ubicamos en las zona más altas del terreno”, contó otro de los chicos del asentamiento “Ahora ya no nos inundamos, pero con la lluvia de este fin de semana nos llovimos todos”.

En el asentamiento hay más de 120 niños, de los cuales 5 son recién nacidos y el resto no supera los 11 años. Hay dos personas discapacitadas y cuatro mayores de 60 años.

“El pedido de vivienda lo hacemos para todos porque las 36 familias somos una sola”, dijo Elías. “Y firmamos donde sea para comprometernos a pagarla, porque no queremos que nos regalen nada”.

El reclamo

Hace unos días el grupo se manifestó pacíficamente en la puerta del Centro Cívico pidiendo solución habitacional, y según contaron, los atendió un secretario del director del IPV, Juan Pablo Notario.

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“A esta persona le explicamos que ya está firmada por el juez la orden de desalojo y que en marzo no sacan a todos”, contó Cabello, “y nos dijo que volviéramos el jueves 10 de enero, porque ese día nos iba a tener más información. Pero así estamos”.

Indigno

Las 36 familias se abastecen de agua de dos surtidores comunitarios. La maraña de cables viaja de un enganche de la línea y de ahí de un rancho al otro y todas con instalaciones precarias. El recolector de basura no pasa por la zona, así que los residuos que generan los amontonan en un sector y cada dos días los queman.

Todas las viviendas tienen letrinas y a unos metros los pozos negros que cada tanto se desmoronan.

“Vivir así ya es indigno”, dijo Elías “y ahora con el miedo de que las topadoras entren y nos tiren lo poco que tenemos”.

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