Cosas del amor y de la fe
Conmueve a Córdoba una historia de amor y devoción por la Difunta Correa
Miriam y Adriana son pareja desde hace 20 años y siempre han sido fieles creyentes de la "Difuntita", viajan siempre a San Juan y hasta donaron un auto al santuario.
POR REDACCIÓN
Miriam Marín, una trabajadora municipal y Adriana Yañez, una enfermera jubilado se aman desde hace 20 años y en toda esta vida compartida han sabido hacer frente a muchas adversidades. Según ellas uno de los puntales de su vida es la fe en la Difunta Correa. Es tanta la fe que ambas le donaron su auto al santuario ubicado en Caucete.
La historia de amor, lucha y fe de estas dos mujeres fue publicada por El Diario de Carlos Paz. Allí se cuenta que ambas mujeres se conocieron en el Hospital Sayago durante la década del noventa.
«Yo tenía siete años cuando conocí a la madre (como Miriam llama a la Difunta Correa). Iba en un colectivo hasta su santuario, que en aquel entonces, estaba en medio de la nada. No había nada más que campo. Me acuerdo que después de haber estado ahí, debíamos volvernos y el colectivo no arrancaba. Un señor subió y nos dijo a todos: ´Si alguien ha sacado algo de acá, le pedimos que lo devuelva´, y un pasajero devolvió la parte de un motor que se había llevado. Pasaron cinco minutos y el colectivo arrancó y pudimos volvernos»; recordó la mujer.
Miriam contó que su vida no fue fácil, no conoció a sus padres, se crió en la calle y durmió bajo un puente en sus peores momentos. Así fue creciendo y se hizo una mujer fuerte capaz de hacerle frente a las adversidades.
“Tuve una vida complicada, sufrí mucho hasta que encontré a Adriana, aseguró Miriam y agregó: “ella cambió mi vida y yo le cambié la vida a ella, y la Difunta Correa nos cambió la vida a las dos. Yo creo que me protegió toda mi vida, me fue poniendo en el lugar donde tenía que estar. Toda la vida, me salvó y muchas veces pensé en quitarme la vida y ella vino a mi cabeza y me marcó el camino. Cuando pienso en la gente que está en mi vida, eso me da fuerzas”.
La misma Miriam aseguró que ella llevó a la familia la devoción por la difuntita sanjuanina. “Yo le hice creer a Adriana, la primera vez que viajamos las dos juntas, la Difunta Correa nos protegió de una gran tormenta que nos encontramos en el camino y que no nos dejaba ver nada. Así fue marcándonos un rumbo todo el tiempo”.
Uno de los mayores milagros que Miriam le atribuye a la Difunta fue cuando ella contrajo cangrena y estuvieron a punto de cortarle la pierna, hasta que una amiga llevó un trozo de su piel al santuario caucetero y Miriam comenzó a sanar. “El día que iban a cortarme la pierna, me sacaron las vendas y ya no tenía nada. Los médicos no lo podían creer, tenía mi pierna completamente sana”, aseguró.
Otro de los milagros que le atribuyen a Deolinda Correa fue cuando se les incendió un auto y en el interior estaban dos mujeres, una de ellas embarazada. Las mujeres no podían salir, estaban atrapadas y se encomendaron a la Difunta. Como por arte de magía, el fuego se apagó repentinamente.
“Esa fue la segunda experiencia que vivimos con ella, ese auto fue el que nos llevó hasta el santuario en dos oportunidades. Cuando lo compramos, yo se lo había prometido a la Madre y fuimos sin problemas»; explicó Adriana, quien relató: “Hace poco en diciembre, yo me levanté un día y le dije, Miriam vamos a tener que viajar porque la Difunta Correa me está pidiendo el coche. Agarramos unos días antes de Navidad y fuimos a entregarlo, el 26 de diciebre entregamos todo y firmamos los papeles de transferencia y sentimos una alegría enorme”.
“Yo volví para Pascuas para verlo, porque sabía que se harían actividades especiales y fue increíble ver la cantidad de autos y camionetas que se donaban. Algunas que vinieron de otros países y es emocionante ver la cantidad de gente que va. Lo van a rematar para ampliar el santuario y hacer espacios para recibir a los fieles»; dijo Miriam.