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Declaró luego de 4 meses

Declaró el endocopista de Pérez Volpin: “Yo no la perforé, no tuve ningún error”

El endoscopista consideró que lo que hizo estuvo bien y le atribuyó la responsabilidad de lo ocurrido a la anestesista. "Por ahí fue una maniobra de la anestesista", declaró.

POR REDACCIÓN

06 de junio de 2018

El médico gastroenterólogo Diego Ariel Bialolenkier, quien le hizo la endoscopia a Débora Pérez Volpin en el Sanatorio La Trinidad de Palermo el día que murió, declaró esta mañana en el Juzgado Criminal y Correccional número 57, tras haber sido citado por la Justicia.

Según se pudo saber, el médico negó haber cometido errores durante el procedimiento que le practicó a Pérez Volpin. “Yo no la perforé, no le cometí error alguno”, declaró entre otras cosas a través de un escrito. Y luego respondió preguntas.

El endoscopista consideró que lo que hizo estuvo bien y le atribuyó la responsabilidad de lo ocurrido a la anestesista. “Por ahí fue una maniobra de la anestesista”, declaró.

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Luego siguió: “No tengo conocimiento de que la haya perforado. Le insuflé el aire que sale del endoscopio y no se puede regular. Es la cantidad mínima”. Y además habría agregado que no podía explicar como el aire le llegó hasta el cerebro a la paciente.

Consultado sobre su opinión de los dichos del endoscopista, Diego Pirota, abogado querellante, opinó que “en su declaración recrea algo que no sucedió. Él cuenta lo bien que habría hecho las cosas, sin responder cómo fue posible que habiendo hecho todo tan bien, una paciente que se encontraba sana, y a partir de su proceder, en menos de tres minutos empezara a cursar un paro cardiorespiratorio”. Y agregó: “Pretendió recrear una ilusión de lo que no sucedió. En la causa está acreditado que tanto él como la anestesista contribuyeron en la muerte de Débora”.

Diego Pirota, abogado querellante, opinó que el endoscopista “en su declaración recrea algo que no sucedió. Él cuenta lo bien que habría hecho las cosas, sin responder cómo fue posible que habiendo hecho todo tan bien, una paciente que se encontraba sana, y a partir de su proceder, en menos de tres minutos empezara a cursar un paro cardiorespiratorio”. Y agregó: “Pretendió recrear una ilusión de lo que no sucedió. En la causa está acreditado que tanto él como la anestesista contribuyeron en la muerte de Débora”.

Bialolenkier tiene 36 años y es oriundo del Departamento General Paz, en Corrientes. En las horas posteriores a la muerte de la periodista, y según informado a la prensa por su abogado, el hombre estuvo “absolutamente angustiado” y “en estado de shock”. Cerró todas sus redes sociales y solo quedaron algunas referencias a su fanatismo por el fútbol, como jugador de un torneo en Hebraica –institución ubicada en Pilar– y como hincha de Independiente.

A cuatro meses exactos de la muerte que conmocionó al país, Bialolenkier ingresó a las 8:30 junto a su abogado defensor, Roberto Churba. Permanecieron en el edificio ubicado en Lavalle al 1600 hasta las 12 del mediodía, momento en que ambos salieron, negándose a hacer declaraciones a la prensa.

De la indagatoria –realizada a pedido de los familiares de Pérez Volpin– también participaron el juez Carlos Bruniard y la fiscal Nancy Oliveri. La indagatoria es el acto de defensa de los imputados por excelencia, donde tienen que ir a excusarse de las pruebas que hay en su contra. En un principio, estaba planificada para el viernes pasado, pero el abogado defensor pidió una postergación y finalmente se concretó este miércoles.

El jueves será el turno de la anestesista Nélida Inés Puente, también a las 8:30, en el mismo lugar. Son las dos únicas personas citadas a declarar en la causa que investiga el fallecimiento de la periodista y legisladora.

Los abogados querellantes apuntan a la responsabilidad de ambos profesionales. Señalan que cometieron un “homicidio culposo”, que incluye negligencia e impericia en el arte de curar. Creen que, como médicos, no actuaron como debían actuar. En caso de comprobarse su culpabilidad, tanto Bialolenkier como Puente podrían recibir una pena de hasta 5 años de prisión y hasta 10 años de inhabilitación para ejercer su profesión. Este último punto afectaría especialmente al endoscopista, quien por su corta edad tenía toda una carrera por delante.

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Fuente: Clarín

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