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Medida extrema

Para evitar el uso de drogas, prohíben en Mar del Plata las fiestas electrónicas

Lo decidió el intendente Carlos Arroyo para que no haya muertes juveniles por abuso de sustancias. Los organizadores de las raves se mostraron molestos.

POR REDACCIÓN

11 de enero de 2017

Miles de entradas están vendidas. Varias de las figuras convocantes, la mayoría de renombre internacional, están en viaje o con valijas armadas, listas para tocar en la costa marplatense. Pero las fiestas electrónicas ya no tienen escenario posible en estas playas. El intendente local, Carlos Arroyo, decretó ayer la prohibición absoluta para este tipo de celebraciones que tenían un lugar destacado en la grilla de la temporada.

Los antecedentes recientes, con cinco jóvenes muertos primero en la Time Warp de la Capital y hace pocos días otros dos en Arroyo Seco, Santa Fe, aportaron a esta determinación que no dejó margen alguno para grises. “Fue una decisión del intendente y avalada por todo su equipo de colaboradores”, confió a LA NACION uno de los miembros de su gabinete.

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Ese decreto cuenta con un implícito aval del gobierno provincial, que vio con preocupación la cantidad y dimensión posible de fiestas electrónicas para este verano en Mar del Plata. El municipio había autorizado 17 en total y trascendió que a la fecha ya había más de 50.000 entradas vendidas. No estaban dispuestos a arriesgarse a un nuevo caso fatal.

El fin de semana pasado, en una de las primeras fechas programadas en la ciudad, una fiesta electrónica a la que asistieron más de 3000 personas requirió un amplio operativo de seguridad. Con participación de distintas fuerzas se hicieron controles preventivos en el acceso al parador donde el público bailó desde la medianoche hasta el amanecer. El saldo final fue de personas demoradas por distintos motivos, en la mayoría de los casos por averiguación de antecedentes y tenencia de sustancias tóxicas. La lista de secuestros incluyó dosis de cocaína, marihuana y drogas sintéticas.

“Apoyo firmemente esta decisión”, aseguró a LA NACION el secretario de Salud de la comuna, Gustavo Blanco. “Como jefe del área de Salud no puedo permitir estas fiestas a las que ingresan 15.000 o 17.000 personas y donde se consumen sustancias preparadas, con todo lo que eso implica”, advirtió. Dijo que no puede exponer al sistema de salud marplatense a “una catástrofe” y como médico dejó en claro que “lo que es malo, como en este caso, no se puede poner en debate”.

Arroyo comunicó ayer, a media tarde, la firma del decreto. Para hoy prevé un contacto con productores y organizadores del sector para explicarles los alcances y fundamentos de la medida adoptada.

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El fin de semana pasado tocaron en el parador Mute, los DJ Dubfire, Cuartero, Mar-T y Manu Desrets.

El funcionario, con datos en mano del operativo, dijo que en estos eventos hay drogas sintéticas de las que se desconoce su procedencia. Y allí entiende que radica el principal riesgo. “Como médicos debemos estar alertas”, insistió.

Un informe oficial del municipio confirma que el sábado pasado se atendieron a cuatro asistentes a la fiesta. Blanco señaló que uno fue trasladado en ambulancia con indicios de deshidratación y los restantes llegaron a centros asistenciales en autos particulares. El cuadro clínico advertido es compatible con el consumo de drogas sintéticas.

Para el sábado próximo, en el mismo lugar, estaba programada la presentación del trío británico Above&Beyond, con tickets a 650 pesos. Pero la mirada de los fanáticos de estos encuentros estaba puesta en el 21, cuando en esas arenas abiertas tocaría el inglés John Digweed, una estrella mundial. Las entradas, a 600 pesos, están aún a la venta por Internet y con excelente demanda. “Miles de personas programaron y ya pagaron su viaje a Mar del Plata sólo para estar en esta fiesta”, contó un allegado a la producción del espectáculo.

Organizadores de estas propuestas evitaron ayer hacer declaraciones, aunque dejaron trascender su malestar por el daño económico y también por el riesgo que la eliminación de estas fiestas derive en una serie de otras ilegales, sin autorización ni medidas de seguridad que a ellos sí les exigen las autoridades.

Las otras quejas, más amplias y crecientes, surgen de los propios seguidores de estas fiestas. Las redes estallaron contra Arroyo. El malestar se agrava por otras medidas previas tomadas por autoridades municipales y provinciales, como algunas restricciones para los after beach con música y primeros indicios de control de ingreso con bebidas alcohólicas a las playas.

“Falta que prohíban a los jóvenes”, se quejó Iván Torres, de Córdoba, que estuvo el sábado en la fiesta de Mute. “Había más policías y controles que gente”, dijo. Alexis Rivas, uno de sus amigos, destacó las requisas a su auto con perros de la División Drogas Ilícitas. “Adentro estuvo todo más que tranquilo”, insistió.

El parador, según cita en su sitio Web, extremó medidas de prevención para garantizar seguridad al público. Destaca que había puestos de atención médica, bomberos, asistentes para emergencias y puestos con bidones de agua gratuitos.

“Esta prohibición no es contra las fiestas masivas,, sino contra las electrónicas porque sabemos que vienen personas drogadas y otras a suministrar pastillas de dudosa procedencia”, remarcó.

Fuente: La Nación.

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