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Diálogo político

Macri hará un acuerdo con el PJ solo si se respeta la meta fiscal acordada con el FMI

Reducir el gasto al 1,3 por ciento en 2019 es innegociable para el Presidente. Qué otras cuestiones se discuten. Cuáles son los límites del primer mandatario argentino.

POR REDACCIÓN

08 de julio de 2018

Cuando el Gobierno estaba fuerte descartaba un acuerdo con el peronismo. Ahora, apremiado por la crisis, por la necesidad de cumplir el acuerdo que firmó con el Fondo Monetario Internacional y por la presión que nació desde un sector de sus propias filas, la puerta se abrió y es Mauricio Macri el que incentiva a sus delfines en el Congreso y a los principales dirigentes macristas a conversar en ámbitos menos visibles a la mirada de intrusos. El Presidente se reserva para sí el diálogo final con los gobernadores. Las negociaciones, no excluyentes pero con eje en el Presupuesto 2019, son intensas y por momentos tediosas y no siempre avanzan. El oficialismo apunta a tener un compromiso de palabra con la oposición para el 15 de septiembre. No quiere sorpresas para cuando la discusión llegue al Parlamento. La moneda está en el aire.

La meta de reducir el déficit fiscal al 1,3 por ciento el año próximo -que implica un ajuste de unos 7 mil millones de dólares con relación a 2018- es definitivamente innegociable para Macri. Pero, aun con la desconfianza que le genera negociar con representantes de un partido al que acusa de todos los males que sucedieron en las últimas décadas en el país, le ha dicho a su círculo íntimo que no hay que desesperarse.

Les asegura que él conserva una cuota de esperanza de que las caras más nuevas del peronismo comprendan qué cosas están en juego y lo delicada que podría ser la situación si no se cumpliera con aquella meta, ya no solo para la administración de Cambiemos sino para la fuerza que aspirara a sucederlo. Una aclaración: cuando el primer mandatario habla de peronismo nunca incluye a los bloques kirchneristas. Nada se puede esperar de Cristina Kirchner y de La Cámpora, piensa.

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“Siempre hemos creído en el diálogo como un argumento y uno de los valores de cambio para sancionar leyes. Seguiremos negociando a nivel Congreso y desde el ejecutivo con los gobernadores”, blanqueó Macri días atrás en una conversación reservada. Así planteada, la frase podría interpretarse como una versión light. Sin embargo, su semblante se modifica cuando se le pregunta qué ocurriría si la oposición se negara a colaborar con su plan: “Igual vamos a cumplir con la meta de reducir el déficit fiscal al 1,3 por ciento. Entendamos que nosotros somos oficialismo y ellos la oposición”, asegura en la intimidad.

Esto significa que en la Casa Rosada están dispuesto, en última instancia, a gobernar sin presupuesto en 2019. Técnicamente implica prorrogar el del año anterior, lo que habilita a la jefatura de Gabinete a redistribuir partidas en forma discrecional mediante un decreto. Ayer, en diálogo con Clarín, el jefe del bloque de senadores del peronismo federal, Miguel Angel Pichetto, dijo que sería “un error y una mala señal para el mundo” de parte del Ejecutivo (ver pág. 10). Olvidaba, tal vez, que eso mismo hizo Cristina Kirchner en 2011, cuando él era su principal espada en el Senado.

El primer mandatario se aferra a una de las frases que buscó instalar desde el 10 de diciembre de 2015 y que se repite seguido en los despachos macristas: este es el primer gobierno en 100 años en ejercer el poder con minoría en el Senado y en Diputados. Consideran que eso les da derecho a tomarse ciertas licencias. “Peor sería no cumplir el acuerdo con el Fondo. Eso sería un suicidio”, reconocía el jueves un alto funcionario.

Dónde pasar la guadaña es la gran discusión. Por ahora, las negociaciones continúan. La voz cantante la lleva Horacio Rodríguez Larreta, interlocutor de Sergio Massa, aunque también participan de las charlas María Eugenia Vidal y Emilio Monzó. Lo hacen con cuidado. La movida irrita a Elisa Carrió y a un sector de la UCR. De ahí, acaso, que el jefe de Gobierno y la gobernadora hayan decidido negar una reunión en San Isidro de la que participaron todos esos protagonistas más Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey, Pichetto y Massa.

Macri deja que sus socios hagan y después los convoca a su despacho para interiorizarse sobre los avances y replantear la estrategia. El acuerdo no es solo por el Presupuesto. Abarca la reforma del Código Penal e incluso el nombramiento de Inés Weinberg de Roca como procuradora. El Presidente se niega a hablar con Massa y está desencantado con Pichetto, con quien hasta hace muy poco se veía en secreto

Fuente: Clarín

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