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Caso conmocionante

Procesaron por femicidio al asesino de Yamila Pérez

Se trata de Evaristo Luciano Molina, un vendedor de garrafas y quien era cliente de la trabajadora sexual asesinada en junio de este año y encontrada en El Mogote, en Chimbas.

POR REDACCIÓN

13 de diciembre de 2018

Por el caso conmocionante de la mujer hallada desmembrada en El Mogote en Chimbas, el juez Guillermo Adárvez procesó por femicidio al único detenido por la muerte de Yamila Pérez. Se trata de Evaristo Molna (foto Canal 13 San Juan), un vendedor de garrafas y quien fue cliente de la mujer, ya que tenía como profesión el trabajo sexual.

Tras seis meses del macabro asesinato, el Tercer Juzgado de Instrucción procesó al hombre por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía y violencia de género (femicidio). Además, le dictó la prisión preventiva y le trabó un embargo por 1.000.000 pesos.

De terminar el juicio con esta calificación, Molina podría ser condenado a prisión perpetua.

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La Policía halló el cuerpo desmembrado y desfigurado de Yamila Pérez el 17 de junio tras la denuncia de una vecina que vio los restos en un descampado en El Mogote. A partir de ahí la investigación policial llevó a detener a dos sospechosos. A Juan Ramón “Cunta” Sosa y Evaristo Molina. Al primero se los relacionaba con los “Pastelitos” y en el marco de un crimen por ajuste de cuentas contra la víctima, pues Yamila delató años antes a la banda que vendía droga. Al segundo, por una receta oftalmológica para unos lentes a su nombre que los investigadores encontraron en el lugar del hecho.

En el allanamiento a Evaristo Molina en su vivienda en Costa Canal I, el hombre confesó a los policías el crimen y antes lo hizo con su esposa, pero nunca expresó donde dejó los restos desmembrados de la joven, por ejemplo, los brazos, el hombre se los sacó con el fin de evitar que fuera identificada por los tatuajes y también le despellejó la cara. Además los policías incautaron cuchillos con sangre que luego fueron peritados.

Las pruebas contra el hombre fueron contundentes: registros fílmicos de las cámaras de seguridad, ubicadas en las inmediaciones del descampado de Callejón Muñoz y Luna, mostraron una y otra vez el auto de Molina por las calles; muestra de ADN de la joven de 25 años en el pantalón del hombre, en un cuchillo y en el interior del vehículo.

Finalmente, en el momento de la indagatoria del juez a Molina, el hombre confesó que cometió el asesinato porque Yamila Pérez lo extorsionaba en que si no le daba plata le diría a su mujer sobre la relación que había entre ellos. “Yo le comenté a mi señora que yo había matado a Yamila Pérez porque ya me sacaron una vez de mi casa y no quería que me saque para siempre, la chica no quería salir del auto, qué le iba a decir a mi esposa que andaba con ella. Ahora en adelante quiero guardar silencio”, fueron las palabras del garrafero jubilado que era cliente de la trabajadora sexual, oriunda del Barrio Cabot de Capital.

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