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Economía > A 4.200 msnm

DIARIO HUARPE en Josemaría: la primera recorrida periodística por el proyecto

En la cima de la cordillera todavía no existe una mina, pero ya dejó de ser solo proyecto en exploración. Lejos del ruido de las oficinas, qué está pasando realmente en la montaña.

23 de enero de 2023

Josemaría es el proyecto que hace tiempo copa las discusiones empresariales y los medios, con la foto habitual de personas de traje discutiendo sobre miles y millones: la promesa de las 10.000 contrataciones, o los 4.000 millones de dólares de inversión. Además de los anuncios y las expectativas están las noticias que hablan de un freno del proyecto por la economía. La compañía habla de estar “recalculando” los costos.

Pero hay otra realidad, a la que hasta ahora era imposible acceder: qué está pasando en el lugar donde construirán el proyecto. Quiénes son y cómo están trabajando los que deben viajar 10 horas para llegar a trabajar al yacimiento a 4.200 metros sobre el nivel del mar (msnm). A esta última realidad asitió DIARIO HUARPE, en la primera recorrida del proyecto más inaccesible, a solo 10 km del límite con Chile, en un lugar al que prácticamente nadie que no sea un explorador minero llegó antes.  

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Batidero es el campamento ocupado en la actualidad por hasta 700 trabajadores.

Este retrato se da en el único lugar donde un proyecto minero gigante puede parecer minúsculo, y ese es el corazón de la cordillera de los Andes. En medio de la inmensidad de las montañas, donde ni siquiera la vegetación puede crecer con normalidad, hoy trabajan 700 personas. Viven en el campamento Batidero, que se convertirá en “el chico” una vez que terminen el campamento Josemaría, pero que puede alojar a 1056 personas y permitió que se trabaje el primer invierno de corrido.

En el yacimiento no existe la imagen habitual de las minas cordilleranas. Hoy no hay extracción ni grandes camiones mineros, son módulos y camionetas recorriendo un espacio abierto donde alguien dice “acá estará” o “acá construiremos”.

En la mina se ven pequeñas estructuras livianas como obradores. Todo el material llega y se acopia y resguarda en ellos.

Los caminos, el trabajo sin fin dentro del proyecto

Una de las características que distingue a Josemaría es que está lejos. Ningún otro proyecto está más alejado en distancia real o práctica de la ciudad de San Juan. Es que el yacimiento se encuentra prácticamente en el límite con Chile y La Rioja. Pero, además, el extremo norte de la provincia no tiene caminos ni accesos. La última intervención humana son algunas instalaciones del Parque San Guillermo.

La primera mitad del camino sufre daño por las lluvias en verano.

Esto hace que para llegar al campamento haya que primero cruzar a La Rioja, llegar a Guandacol y luego hacer 200 km de un camino minero, apenas una huella, durante más de 5 horas en vehículo doble tracción. En el medio hay doble desafío, porque la primera mitad es una zona montañosa que alcanza los 3.500 msnm. Después de esto, cuando se ingresa a territorio sanjuanino cruzando el Río Blanco, empieza otro ascenso que en su punto más alto supera los 5.600 msnm.

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El primer tramo en verano requiere de constante mantenimiento porque las lluvias hacen que la decena de pasadas se inunden y se lleven el trazado. En invierno las nevadas y el viento blanco complican el segundo tramo. El superintendente de Caminos, el ingeniero civil sanjuanino Mauricio Palacios, explicó que esto significa que todo el año deben trabajar día a día para mantenerlo abierto. Hay 34 trabajadores asignados a esta tarea, con 26 equipos.

Tras cruzar el Río Blanco, límite entre San Juan y La Rioja, las nevadas y el viento en invierno afectan el paso.

Lo mismo sucede en el interior del proyecto: para poder acceder a cada una de las zonas donde trabajan tienen que mantener abiertos los caminos. El pasado invierno, explicaron, había días en los que apenas terminaban de despejar un tramo para llegar a hacer tareas cuando tenían que empezar de vuelta porque la nieve había borrado lo hecho.

Cuando la mina se encuentre funcionando, será el uso el que exigirá constante mantenimiento, pero en la actualidad, el mayor desafío es sostener la infraestructura mientras la naturaleza avanza.

Como no hay ningún acceso al norte provincial, la empresa lleva años haciéndolo por La Rioja, desde la localidad Guandacol.

Construir un campamento para hacer otro y después la mina

Hay trabajos necesarios que solo se explican al estar en el lugar. Hoy el proyecto está en “pre construcción”, esto quiere decir que están preparando el lugar para que sea posible construir.

El primer paso era hacer un campamento para que vivan personas que realizarán las tareas. Eso es Batidero, cuya construcción empezó en 2.018 y terminó en abril de 2.022. La principal tarea de los que viven ahí es para darle forma al campamento Josemaría, que está a unos 10 minutos y que se hará en 4 fases. La primera tendrá capacidad para 1.500 personas y hoy ya cuenta con sus primeras su primera etapa lista.

Los módulos de habitaciones del campamento Josemaría alojarán a cientos de personas.

Sin habitar todavía, ya tiene tres módulos de habitaciones completos, el comedor para 550 personas por cada turno (hay en general 3 por cada comida), una cocina industrial y un policlínico. Como esta habrá tres fases más, que seguirán montando durante el año, en turnos de trabajo que van entre las 8 y las 10 horas de corrido. Cuando esté listo, habitarán en él 4.500 personas, mientras que Batidero seguirá habilitado.

El resto es cordillera virgen. Durante un recorrido de tres horas, DIARIO HUARPE pudo ver los lugares donde se instalarán la planta de procesamientos, el pico montañoso de donde se extraerá el mineral y el lugar donde colocarán el depósito de colas.

El comedor es el más grande construido hasta ahora, con capacidad para tres turnos de 550 trabajadores en simultáneo.

Pero todas estas obras están en proyección y son además las que someten a la nueva “ingeniería de detalle”. Esto quiere decir que la empresa se encuentra evaluando costos de lo que quiere realizar en la zona cordillerana y, probablemente, cambiando parte del diseño original.

Hoy el proyecto es capaz de trabajar de corrido durante todo el año, gracias a que Batidero cuenta con todo lo necesario para una campaña extendida. En distintos puntos del yacimiento se ven obradores donde los trabajadores van y vienen para seguir avanzando en esa pre construcción. El presupuesto de inversión para 2023 es de 400 millones de dólares, que la mayoría serán destinados a la construcción del nuevo campamento.

En el lugar se ven avances y trabajadores haciendo tareas en cada una de las instalaciones. Pero todavía está lejos ese pico de 10.000 trabajadores que genera las mayores expectativas.

Para llegar al campamento se deben utilizar sí o sí vehículos doble tracción.

Esto se debe a que las obras que más trabajo darán será la construcción de la planta, la línea eléctrica y el resto de las instalaciones y el predio de Albardón. La construcción del campamento Josemaría es la piedra basal para que avancen las obras de la futura mina, porque sin mano de obra no podrían iniciar.

Hay también permisos que todavía no llegan. Por ejemplo, el complejo habitacional que están construyendo tiene áreas avanzadas, como tres módulos habitacionales, pero deben esperar a que el ministerio de Obras les apruebe lo construido.

Pero la última palabra será en las oficinas, lejos de este campamento minero. La compañía debe definir la ingeniería de detalle de las obras y calcular nuevos costos. Lundin busca en paralelo inversores internacionales y socios para avanzar. De todo esto dependerá que el gigante de cobre, hoy en proceso de transición, de el siguiente paso.

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