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Provinciales > Ruta del Artesano

Patricia Casívar y su amor por el telar

La joven artesana descubrió su amor por el telar y decidió dedicarle su vida a este noble oficio. Sus trabajos son famosos en el departamento y se lucen en ferias provinciales y nacionales.

11 de febrero de 2019

Su casa es un altar alrededor de un gran telar. Madejas de lana, una rueca, el uso, algunos tejidos terminados… cada rincón está decorado por el arte que Patricia Casivar eligió para invertir su tiempo. Y realmente fue así, lo eligió. Pues, a diferencia de otros artesanos a los cuales conocimos a través de esta ruta, ella no heredó sus saberes, ni el telar.

Patricia es famosa en San Martín por sus fabulosos tejidos a telar y es que, además de tejer, ella realiza artesanalmente todo el proceso desde el hilado de las lanas, hasta la obtención del producto terminado. Como ella misma afirma, el amor por el telar no fue algo que heredó de su familia. “Tenía muchas ganas de aprender y me costaba mucho que alguien me enseñara”, explica Patricia. Finalmente, comenzó con un curso en el que le enseñaron los primeros puntos y desde allí, su habilidad no paró de crecer. Hoy, pasa las horas sentada frente a su telar fabricando exquisitas piezas que llevan su sello en cada detalle del proceso.

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El proceso parte con el lavado de las lanas de oveja o llama. “Para muchos es la parte más fea pero a mí me encanta”, cuenta la artesana. Luego, lo preparo para hilado y el teñido. Una pequeña rueca que le prestaron hace que el proceso del hilado sea más rápido, aunque hasta hace poco, pasaba largas horas haciendo girar el uso.

Para darle color a las madejas, Patricia utiliza elementos naturales que selecciona según el tono que desea lograr, como cortezas de árboles, cáscaras de cebollas o raíces. Ya lista la lana, llega la mejor parte: ¡a tejer! Un moderno y gran telar que adquirió en Córdoba le posibilita hacer puntos rústicos y otros con mayor dificultad y dibujos, como rombos o guardas. “Aprendí en un pequeño telar y a medida que fui descubriendo mi gusto por los tejidos, fue cambiando por telares de mayor tamaño, explica la artesana.

“Desde comenzar a hilar hasta la prenda terminada, puede llevarme un mes o un mes y medio, según el tipo de encargo”, afirma la mujer. Actualmente sus trabajos pueden encontrarse en ferias y paseos de artesanos, aunque normalmente trabaja por pedido.

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