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Casa Montessori para niños independientes

Aunque en el mercado existe una variada oferta de objetos diseñados bajo esta línea pedagógica, el secreto está en adaptar el hogar a las necesidades de los pequeños.

POR REDACCIÓN

13 de agosto de 2020

La crianza al estilo Montessori sitúa al niño en el centro de la escena para respetar sus ritmos de crecimiento y brindarle el espacio necesario para la adquisición de autonomía. En este sentido, el hogar familiar es el escenario en donde se produce gran parte del desarrollo y aprendizaje y es fundamental que este se encuentre acondicionado a los requerimientos del infante.

En el libro “100 actividades Montessori. Descubre la pedagogía Montessori en casa", Êve Hermann, experta referente en pedagogía Montessori, da una serie de claves para que las familias puedan iniciarse en este tipo de crianza y poder acondicionar la casa para lograr de manera más fluida los cometidos.

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A partir de los 12 meses de edad, los pequeños comienzan a imitar los movimientos y actividades de los mayores. En este punto, la autora del libro recomienda aceptar esta voluntad del niño y ofrecerle la oportunidad de trabajar junto al adulto en distintas tareas personales o del hogar. Para ello, es importante que la casa esté adaptada a sus necesidades.

Sin invertir grandes sumas de dinero, es posible convertir el hogar familiar en una casa Montessori. Sólo basta con observar cómo se comporta el chico y detectar qué es lo que puede hacerle falta para desenvolverse con autonomía en cada uno de los espacios. A continuación, se presentan una serie de ideas propuestas por Hermann en su libro:

Para un aseo autónomo

En este punto, se busca que el pequeño pueda realizar tareas como el lavado de manos y dientes de manera independiente, imitando a los adultos. Esto le permitirá tomar conciencia de sí mismo.

Para ello, todo lo que puede llegar a necesitar debe estar a su alcance: esponjas, cepillos, jabón, toalla, etc. Una buena idea es colocar una pequeña banqueta o escalón para que el chico pueda colocarse a una altura cómoda que le permita poder verse al espejo y alcanzar fácilmente los grifos.

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Por su parte, al momento de detectar las primeras señales que indican que el pequeño está preparado para dejar los pañales, es fundamental crear en el cuarto de baño un espacio agradable para él. Una buena idea es incluir cestos con libros de cuentos, ropa interior limpia, papel higiénico a su alcance y, por supuesto, un reductor u orinal (pelela) donde pueda sentirse a gusto y sin miedo.

A través de las rutinas diarias, el niño irá adquiriendo hábitos saludables de cuidado personal, que le darán libertad de movimiento y autonomía.

Un pequeño escalón le ayudará a desarrollar su autonomía en el cuarto de baño.

Poder vestirse con facilidad

Otra de las primeras tareas que los pequeños pueden comenzar a realizar solos es la de vestirse. Para ello, es recomendable incluir una serie de objetos en la habitación que facilitarán el proceso:

  • Un gancho o silla en donde el niño pueda colocar la ropa que vestirá al día siguiente. Es importante que se deje en orden para que pueda ir construyendo su esquema corporal.
  • Es ideal que las prendas estén guardadas en cajones o perchas de fácil acceso. Ordenadas de acuerdo a la forma en la que él se las colocará (es decir, primero la ropa interior, arriba las camisetas, abajo los pantalones, etc).
  • Otro consejo útil tiene que ver con colocar, es su habitación, un banco o silla a su altura que le ayude en la tarea de colocarse los zapatos o los pantalones y un espejo a su nivel, que le permita verse de cuerpo entero facilitando la integración del esquema corporal.

¡A comer!

La cocina y el comedor son dos de las habitaciones de la casa predilectas por los niños. Allí, pueden encontrar una gran cantidad de estímulos sensoriales, olfativos y degustativos. Ève Hermann aconseja un pequeño banco en este espacio del hogar que permita al pequeño llegar de manera sencilla a la altura donde pueda colaborar con algunas tareas o, bien, observar lo que los mayores realizan a diario.  

Por otra parte, también es ideal poder contar con una estantería o cajón a su altura en donde colocar la vajilla que el niño utiliza a diario. De esta forma, al encontrarse de fácil acceso para él, podrá colaborar poniendo la mesa o guardando tales elementos.

Cubiertos seguros, recipientes de diferentes tamaños y colores, tazas, platos y vasos de plástico, siempre serán útiles para que el pequeño pueda colaborar o jugar en la cocina, cortando su fruta, clasificando verduras o trasvasando líquidos, por ejemplo.

Lo que él necesita, a su alcance. La clave de la pedagogía Montessori.

Hora de Jugar

Dependiendo del espacio con el que se cuente en el hogar, puede habilitarse una habitación exclusivamente para el juego o, también, decorar un rincón de la casa para tal fin. De una forma u otra, el objetivo es brindar un espacio en donde el pequeño pueda tener todo a su alcance.

Una buena idea es contar con cajones, baúles o canastos de guardado en donde el chico pueda clasificar los diferentes juguetes en el momento del fin del juego y localizarlos fácilmente cuando la diversión vuelva a comenzar. La idea siempre es que el niño adquiera autonomía y responsabilidad sobre sus objetos y, además, evitar los “mamáaaaa, dónde está mi…”.

Los canastos son ideales para que el pequeño guarde y clasifique sus juguetes.

Momento del sueño

El niño podrá dormir en la habitación de sus padres, con un hermanito o en una pieza individual, pero, siempre, las pautas serán las mismas: un ambiente a su altura para que el chico pueda desenvolverse con independencia.

Las camas al estilo Montessori son bajas, al ras del suelo. Esto tiene un fundamento: que el pequeño no necesite de la ayuda de un mayor para subirse o bajarse de ella. Para tal fin, un colchón sobre alguna superficie aislante también puede funcionar.

Es importante destacar que, a pesar de que en la actualidad hay una gran oferta de objetos y muebles diseñados bajo el esquema pedagógico Montessori, la filosofía es simple y no requiere de grandes inversiones: Lo principal siempre es lograr espacios que se adapten fácilmente al niño, que los objetos que él necesita a diario estén puestos a su alcance y de manera ordenada para permitir el libre desarrollo de su independencia y autonomía.

Subirse a la cama, sin obstáculos, es el fundamento del diseño de las camas Montessori.

 

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