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Casitas para almas, la idea familiar que hace de la muerte un ingreso económico
En el negocio ayudan todos, hasta los hijos que tienen 7, 11 y 15 años. Tratan el tema muerte con respeto y le ponen amor a cada uno de los objetos que hacen.
Por Eliana Ruiz
Casitas para almas. Ese es el nombre que eligió una familia sanjuanina para denominar a las urnas funerarias que realizan desde el 2020. En ese año, un matrimonio se quedó sin trabajo y, de casualidad, se encontró con una idea que le podía traer ingresos económicos. Decidieron romper con el tabú de la muerte y hacer urnas para depositar las cenizas de personas fallecidas. Incluso, en este emprendimiento familiar participan todos, hasta los hijos.
Todo comenzó a mediados del 2020, cuando Natalia Godoy y su esposo se quedaron sin empleo. En medio de la pandemia, uno de sus amigos, que tiene una funeraria, les lanzó la idea de que podían vender urnas de cerámica que ella podía hacer, ya que tenía el hobby de elaborar diversos objetos de ese material.
“Al principio me pareció una propuesta inusual”, confesó Natalia en diálogo con DIARIO HUARPE.
Admitió que le costó procesar la idea porque la muerte generalmente es un tema tabú. Ella cree en Dios, por lo que reflexionó mucho sobre esta posibilidad y aseguró que fue él quien le ayudó a tomar la decisión de comenzar. Así fue que nació Urnas Flor del Aire.
Desde un principio, Natalia involucró a su familia en este nuevo proyecto, pero al ser un tema tan sensible, buscó las palabras correctas para explicarles a sus hijos de 7, 11 y 15 años. Los mismos ayudan con la pintura y el decorado de cada uno de los productos que realizan. Ella aseguró que todos ponen su granito de arena para que funcione.
“A las urnas las llamamos casitas para almas. Les ponemos nuestra impronta y el amor que les impregnamos cuando las hacemos”, explicó la emprendedora.
Eligió llamarlas de esa forma porque sus niños son pequeños. Los mismos le preguntaron qué iban a contener esos recipientes y ella con paciencia les comentó que iban a tener cenizas de personas que se van al cielo.
— Ahí vamos a depositar sus almas, así que tenemos que hacer algo con mucho cariño para que las personas que las ocupen estén cómodas —les dijo.
Natalia admitió que lo charlaron de una “forma normal” debido a que la mayoría de las personas tuvieron que atravesar la muerte de un ser querido. Incluso, ella perdió dos bebés y pudo recuperarse ese suceso de la mano de profesionales.
“Veo la muerte como un paso hacia otra vida, la tristeza va a estar siempre, pero hay que tratar de recordar las cosas bonitas que viviste con ellos”, sostuvo.
Así comenzaron a insertarse en el mercado. Aunque Natalia admitió que hay ocasiones en las que le cuesta hallar las palabras correctas para ofrecer las urnas. Esto es porque el público entiende que ellos están haciendo negocios con el tema muerte.
El emprendimiento tuvo su impulso cuando fueron elegidos en el Programa Mujeres + del Ministerio de la Producción. Les dieron un crédito y con ese dinero compraron un horno que es el que usan actualmente para hornear los productos de cerámica.
Ella tiene muy en claro lo que quiere: urnas que no sean un florero, que tengan su propia impronta, que no sean extravagantes, que sean sencillas y que sean “un buen contenedor para almas”.
Sus creaciones las comercializan a través de redes sociales, pero también las venden por Mercado Libre. Ya llegaron a Buenos Aires, Neuquén, Mendoza, Entre Ríos, Chaco, Corrientes y San Luis. “Mi sueño es que estén por todo el mundo”, cerró la emprendedora.