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Cinco años de fe que crece en medio del desierto

En marzo del 2014  entronizaron la imagen del Cura Brochero en el paraje El Salado. Desde entonces, hay cada vez más devotos que llegan al lugar. Se celebra misa el último domingo de cada mes.

26 de marzo de 2019

Entre el aroma a jarilla, la huella estrecha y los algarrobos que despiden espinas, la gruta amarilla, inconfundible a la distancia, se convirtió en el sitio para pedir, pero también para agradecer. Adentro, en una caja de vidrio blindado, está la imagen de Brochero, el cura Santo. Lo que hace cinco años era un sitio poco visitado, donde llegaban algunos gauchos a caballo, hoy se convirtió en un lugar que convoca a cientos de fieles que llegan en motos, autos, bicicletas y hasta a caballo, el último domingo de cada mes que es cuando se celebra la misa.

Brochero llegó al lugar de la mano de los gauchos. Esos mismos hombres que días atrás se dispusieron a recorrer el desierto para encontrar a Benjamín, un niño de 5 años que se había perdido. Fueron los baqueanos albardoneros los que lo encontraron sano y salvo. El hallazgo fue considerado un milagro del curita. Y por eso, justo cuando se cumplió cinco años de la entronización de su imagen, una multitud llegó a la gruta de El Salado, para agradecer.

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La huella estaba abarrotada. No había lugar ni siquiera para estacionar los vehículos. La gente presenció la misa apostada debajo de los algarrobos. La fe estuvo más presente que nunca y fue reactivada por la historia de Benjamín.

 

Quienes van a esta gruta asiduamente, reconocieron que nunca antes habían visto tanta gente. El sacerdote Javier Zabala, que celebró la misa, hizo referencia al crecimiento de la devoción en su homilía. Así, mucha gente que llegó al paraje por primera vez, se asombró por la mística especial que guarda ese punto del desierto sanjuanino.

Benjamín inyectó fe en la gente. Algo similar sucedió en 2016, cuando tras el milagro de Camila Brusotti, Brochero se convirtió en Santo. Desde entonces, es usual ver el último domingo de cada mes, gente que llega al lugar a presenciar una misa con características únicas en la provincia ya que se hace debajo de un algarrobo, al costado de una acequia de regadío. Hay caminatas, cabalgatas y procesiones durante todo el año. A esto se suma la gente que llega además a comer un asado y pasar un día en familia.

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Los protagonistas

“Soy albardonero y visito la gruta desde que trajeron a Brochero. En 2016 a mi hijo se le declaró una leucemia. Ahí fue cuando comenzamos cadenas de oración y un especial pedido a Brochero. El curita me lo salvó. Es un santo que está cerca de los niños”, dijo el papá de Matías quien formó parte de los miles de sanjunaninos que entre entre el 17 y 18 de marzo pasado salieron a buscar a Benjamín Sánchez, el niño que se perdió a pocos kilómetros de la gruta y que fue encontrado sano y salvo.

Las historias de fe se repiten una y otra vez en el paraje. Todos tienen alguna historia que contar.

“Fue el padre Andrés Riveros quien trajo la devoción a Albardón. Así surgió la agrupación de gauchos   que llegan hasta el paraje, perteneciente a la familia Sales. De a poco fuimos acondicionando el lugar para dar comodidad a los devotos”, contó Omar Páez.

 

“Vivo en Santa Lucía y siempre vengo. Tengo una hija que no podía quedarse embarazada. Le recé tanto que ahora tengo un hermoso nieto. Me acompaña mi marido, traemos algo para almorzar y presenciamos la misa”, dijo Myriam de Romero.

 

Devoción gaucha

La gruta del Cura Brochero, en Albardón, está en el camino que los gauchos deben recorrer cada vez que van a Mogna. Donde se construyó la gruta, es sitio obligatorio de descanso. Desde que la imagen del Santo fue entronizada allí, los gauchos realizan varias cabalgatas al año. Entre las más importantes está la que se hace días antes del 4 de diciembre, que es la festividad de Santa Bárbara, en Mogna.

Los jinetes se detienen en el lugar para recibir la bendición del sacerdote y así seguir camino. En la provincia hay varias agrupaciones que hacen referencia al cura gaucho. Además de la de Albardón, está la de Ullum, entre otras.

 La historia de Brochero

Brochero es el primer santo que nació, vivió, realizó su obra y murió en Argentina. Fue canonizado por el Papa Francisco en octubre de 2016. Se trata de una figura mítica de las sierras cordobesas. La causa para la beatificación de Brochero se inició en 1965, pero recién en 2012 una junta médica del Vaticano aprobó por unanimidad atribuir al sacerdote la cura milagrosa de Nicolás Flores Violino, ocurrida a fines de 2.000.  El segundo milagro fue la recuperación de Camila Brusotti, que estaba al borde de la muerte luego de una golpiza recibida por la pareja de su madre.

Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Se ordenó sacerdote, estuvo un tiempo como canónigo en la catedral de Córdoba y en 1869 fue trasladado al curato de Tránsito, que era un territorio vastísimo en el Oeste de la provincia de Córdoba, al otro lado de las sierras, en Traslasierra, y ahí es donde llevó su obra pastoral y social y dejó una huella profundísima.  Él se acercaba a los que nadie quería tener cerca y así contrajo lepra, la enfermedad de la que muere; una muerte dura, porque quedó ciego y perdió la sensibilidad en sus extremidades.   

La fama de santidad de Brochero fue inmediata. Con su santificación, en la provincia, la devoción se extendió y hay varias parroquias y capillas que tienen su imagen. 

Dónde está la gruta

 

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