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Cotorra argentina en Chile: la especie invasora que amenaza el ecosistema y la agricultura
La expansión de la cotorra argentina en Chile genera preocupaciones tanto medioambientales como económicas debido a su capacidad para adaptarse rápidamente y sus efectos negativos sobre el entorno urbano y rural.
POR REDACCIÓN
La cotorra argentina (Myiopsitta monachus) se ha convertido en una especie invasora preocupante en Chile, donde su presencia se ha expandido rápidamente en los últimos años. Conocida por su habilidad para adaptarse a diversos hábitats y reproducirse con una velocidad alarmante, esta ave ha logrado establecerse en áreas tanto urbanas como rurales, alterando el equilibrio natural y afectando negativamente a las comunidades locales.
La cotorra argentina, que originalmente proviene de Argentina, Paraguay y Brasil, ha encontrado en Chile un terreno fértil para su proliferación. Su capacidad para formar grandes colonias, construir voluminosos nidos en árboles y en estructuras artificiales, y su facilidad para alimentarse de una variedad de fuentes han permitido que la especie se disemine rápidamente por diversas regiones del país.
En las zonas urbanas, las cotorras han invadido parques, plazas y áreas residenciales, donde forman ruidosas colonias que alteran la tranquilidad de los habitantes. Sus nidos, que pueden ser tan grandes que incluso llegan a afectar el estado de las ramas de los árboles, representan una amenaza para el mobiliario urbano y las infraestructuras en general.
Los daños provocados por la cotorra argentina no solo afectan al medio ambiente, sino también a la vida cotidiana de los ciudadanos. El ruido constante de las colonias, compuesto por sus característicos gritos, puede resultar insoportable para quienes habitan cerca de los nidos. Además, la acumulación de desechos, como ramas y excrementos, deteriora tanto los árboles como las áreas públicas, generando problemas estéticos y sanitarios.
Sin embargo, uno de los efectos más graves de esta invasión se observa en el sector agrícola. Los agricultores chilenos están enfrentando pérdidas cada vez mayores debido al ataque de las cotorras a sus cultivos. Esta especie, que se alimenta de una amplia gama de frutos y semillas, ha comenzado a dañar cosechas de frutas, hortalizas y hasta granos. En muchas ocasiones, las aves arrasan con los cultivos antes de que estos puedan ser cosechados, lo que representa un desafío considerable para los productores locales.
Ante el creciente problema, autoridades y expertos en conservación están comenzando a tomar medidas para controlar la proliferación de la cotorra argentina en Chile. Si bien su erradicación total resulta difícil debido a su adaptabilidad y su rápido ritmo reproductivo, se están implementando estrategias de control, como el monitoreo de las colonias y la destrucción de nidos en áreas urbanas.
Por otro lado, los agricultores también están recurriendo a métodos para proteger sus cultivos, como la instalación de redes y dispositivos disuasorios para evitar que las cotorras accedan a las cosechas. Sin embargo, la solución definitiva aún está en desarrollo, ya que los costos y esfuerzos asociados con estas medidas siguen siendo altos.
La presencia de la cotorra argentina en Chile es un claro recordatorio de los desafíos que enfrentan los países frente a las especies invasoras. La rápida adaptación de este tipo de aves a nuevos hábitats y su capacidad para desplazarse a gran velocidad dificultan el control y la erradicación de la especie, lo que convierte a la invasión en un problema ambiental y económico complejo.
El futuro de la cotorra argentina en Chile dependerá de la efectividad de las políticas de control y prevención que se implementen, así como de la concienciación pública sobre los riesgos asociados a la introducción de especies no nativas.
Fuente: San Luis 24