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Provinciales > Historia

Tiene parálisis cerebral y pide a los sanjuaninos que no tiren pirotecnia: “Sufro mucho”

Maximiliano Brizuela tiene 20 años. Vive en Chimbas y dice que no quiere iniciar el año llorando.

31 de diciembre de 2020

No quiere iniciar el año llorando. Ese es el deseo de Maximiliano Brizuela, un joven de 20 años que vive en el departamento Chimbas. Si bien espera que llegue la noche para reencontrarse con algunos familiares que no vio debido a la pandemia de coronavirus, está temeroso porque asegura que cerca de su casa hay gente que todavía sigue festejando con pirotecnia.

“Mamá la quiero pasar en el fondo y espero no asustarme”, fue lo que le dijo a Liliana, su madre.

La mujer comentó que Maximiliano padece de parálisis cerebral con deficiencia motriz. Su patología neurológica derivó en que sea muy sensible a los ruidos y también al contexto que lo rodea.

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Liliana explicó a DIARIO HUARPE que el joven se tapó la cara en Navidad y pidió ir temprano a su cuarto, lugar en donde encuentra seguridad. Asegura que cuando ocurren los estruendos el joven siente que “el mundo se termina”. Pese que elige estar solo para evitar inconvenientes, su familia lo acompaña en cada momento para ayudarlo a trasladarse.

El chico tiene su carácter, aunque siempre se lo ve feliz, según dijo Liliana. La sanjuanina sostuvo que Maximiliano sufre un retraso madurativo y su mente tiene un desfasaje de cinco años hacia atrás. Eso no le impidió hacer muchas cosas de la vida cotidiana. Colabora con las tareas de la casa y también aconseja a su hermano menor, Bruno que tiene 16 años.

La sanjuanina dijo que con Maximiliano “volvió a vivir”. Su hijo nació cuando apenas se habían cumplido dos años desde que Liliana, junto a su esposo Esteban, sufrió la pérdida de su primer hijo, Ramiro. El joven que actualmente tendría 26 años fue víctima de un siniestro vial. Eso marcó el rumbo familiar hasta que después comenzaron su lucha para sacar adelante a Maxi.

Para este nuevo año no piden mucho solamente quieren estar juntos sin necesidad de salir corriendo con Maximiliano a la hora del brindis.

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“Siempre sufrió mucho por los ruidos y pide desesperadamente que la gente tome conciencia para que no hagan eso”, sostuvo Liliana.

Fue un 2020 particular para Maximiliano, al igual que para muchas personas. Pese a que no le gusta salir demasiado a la calle, el contacto con sus compañeros fue por medio de la pantalla, pero él los extrañó. Asiste a la Escuela de Educación Especial Ramón Peñafort y asegura que daría todo por volver  a reencontrarse con ellos. Allí encontró un espacio para sentirse cobijado por sus docentes y pares.

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