Vuelven las visitas y salidas en los geriátricos, pero no en el Hogar de Ancianos

Las fiestas están a la vuelta de la esquina y visitar a abuelos o familiares adultos mayores que se encuentran en residencias geriátricas sería la regla general. Pero la pandemia de coronavirus ha hecho que en la provincia esta actividad se vuelva más complicada, sobre todo porque pone en una situación vulnerable a personas que son del principal grupo de riesgo.

Atentos a que se ha dado cierta mejora en las estadísticas de coronavirus, Matías Espejo, secretario de Medicina Preventiva, aseguró este viernes en conferencia que estaban empezando a aprobar protocolos para visitas en las residencias privadas. El único lugar que ya decidió oficialmente no recibir visitantes es la Residencia de Adultos Mayores Eva Perón, dependiente del Estado.

En cambio, los geriátricos de gestión privada trabajarán adaptando el protocolo que se utilizaba antes del brote de agosto, adoptado a las instalaciones de cada lugar según el criterio de los propietarios. La mayoría de las residencias funcionaban con visitas con distancia o con una barrera física entre los abuelos y los que llegaban a verlos, estricta higiene y control de temperatura de los visitantes.

El protocolo es en realidad una serie de recomendaciones mínimas, por lo que el grado de flexibilidad será variable y algunos hasta podrán negar las visitas presenciales y sólo permitir saludos virtuales, si lo consideran necesario para garantizar la salud de los adultos mayores. También podrán salir los residentes durante los días festivos y luego incorporarse nuevamente, siguiendo las reglas que los profesionales a cargo impongan.

El ex Hogar de Ancianos, con las puertas cerradas por prevención

La excepción que ya adelantaron es la Residencia de Adultos Mayores Eva Perón, conocido antes como Hogar de Ancianos, que depende del Estado provincial. Esto se debe, según explicó el director a cargo de la gestión de geriátricos del Ministerio de Salud, Jorge Quiroga, al número de residentes de la institución.

Es que mientras el promedio de las residencias privadas es de 15 a 20 personas que viven en el lugar, en el Eva Perón viven más de 160 personas. Un brote en el lugar, que se ha evitado gracias al protocolo estrictísimo que sigue desde el 11 de marzo, puede significar un problema muy grave.

Mientras tanto, el personal a cargo de la residencia ha reforzado los esfuerzos por mantener los ánimos de la mejor manera en su interior. Sonia Recabarren, quien está a cargo, aseguró que durante estos meses han reforzado las actividades, la atención psicológica y el contacto a través de videollamadas y otros medios con los familiares.

“Ha sido difícil para ellos”, reconoció explicó la directora, “pero lo entienden y hemos hecho un esfuerzo por fortalecer talleres, hubo incluso clases por Zoom y tratamos de que se acompañen y fortalezcan los vínculos entre compañeros”. Estos meses tan duros han hecho que entre los residentes se unan y se acompañen y, contó Recabarren, los lazos se han ido afianzando y el trabajo ha hecho que los grupos de amigos crezcan. Las parejas románticas que a veces se dan, contó la mujer, no han tenido tanta suerte porque también ha habido una separación por géneros en el interior.

En cuanto a la posibilidad de salir, las autoridades idearon una opción: todos los abuelos podían ir a estar unos días en familia con la condición de que pasaran un mes con ellos para compensar los 15 días posteriores que debían realizar aislamiento. Esto, nuevamente, para proteger el estatus sanitario de todos.

Pero no fue una opción tentadora para todos y muchos abuelos decidieron pasar las fiestas con los amigos de la residencia en lugar de salir. “Ahora estamos todos trabajando mucho con la decoración y muchos están entusiasmados”, contó.