Con cautela, San Juan retomará las gestiones para comprar vacunas por su cuenta

Después de que el jefe del Gabinete nacional dijera que las provincias están habilitadas para adquirir vacunas que prevengan el coronavirus, San Juan saldrá de nuevo a averiguar si puede comprar dosis para acelerar su programa de inmunización. El año pasado hubo contacto con tres proveedores y con uno, hasta se acordó un precontrato. De todas maneras, hay dos condicionantes: uno político y otro, de mercado.

Hasta ahora, más que por una norma escrita, el plan de vacunación estaba sujeto exclusivamente al Gobierno nacional. La gestión que dirige Alberto Fernández decidió concentrar la compra y distribución de las dosis y que los distritos argentinos estén bajo su exclusiva coordinación.

El miércoles, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, supuestamente abrió una puerta para que esa situación cambie. Consultado por la prensa, aseguró que nunca estuvo prohibido que las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los particulares compren vacunas. Si bien es cierto bajo la fría interpretación de la ley, las acciones políticas de la Rosada no dejaban lugar a la descentralización.

“Vamos a retomar las conversaciones, para ver si podemos comprar vacunas”, aseguró este jueves el secretario Administrativo de Salud Pública, Guillermo Benelbaz, luego de los dichos de Cafiero. Y aunque prefirió ser prudente, recordó que ya estuvieron en tratativas con tres proveedores, con el ánimo de que San Juan cuente con su propio material de inmunización.

Antes de llegar de nuevo a los proveedores, en Libertador y Paula planean descifrar si las palabras de Cafiero se ajustan solamente a la verdad de la Ley de Vacunas o si realmente implican una voluntad de permitir el ingreso de las provincias al mercado de las vacunas. Lo hará el propio gobernador Sergio Uñac y su destino estará en los próximos días en Balcarce al 50.

Si hay un guiño que reafirme una política de descentralización, en la administración uñaquista sostienen que el cambio de dirección debería ir acompañado de una simplificación en los trámites de importación para las provincias. Sin eso, difícilmente pueda prosperar a tiempo cualquier intento del interior del país que apunte a darle mayor ritmo a la inoculación.

A principios de este año, Uñac se movió rápido y dio instrucciones a sus alfiles para que dejaran todo listo por si la Nación le daba juego a las provincias. Desde Salud Pública tendieron puentes con tres proveedores internacionales y Hacienda dejó reservada una partida presupuestaria con ese objetivo.

Aun pasando a la próxima instancia, la de la negociación con los proveedores, la misión no es fácil. Benelbaz usó una metáfora para ejemplificar las dificultades en la carrera por conseguir las dosis que hacen falta: “No hay un kiosco que nos esté esperando con las vacunas para vender, hay una fuerte demanda de todo el mundo”.

La urgencia de los estados por conseguir vacunas pasa por la meta fundamental de asegurar la salud de la población, pero también por normalizar cuanto antes la marcha de la economía. Con la mayoría de los ciudadanos inoculados, se supone que no habría necesidad de seguir aplicando restricciones que pongan en peligro las distintas unidades de negocio y las fuentes de trabajo.

Argentina está entre los países con menor índice de vacunación de la región, al punto que es uno de los que resolvió diferir la aplicación del segundo componente en pos de llegar lo antes posible a una mayor cantidad de ciudadanos. En cada provincia, en consecuencia, el índice está atado al ritmo de envío de la dosis desde la cartera que conduce Carla Vizzotti.

En San Juan se han aplicado hasta el jueves cerca de 80 mil dosis (número que surge de sumar el primer y el segundo componente). La población objetivo a vacunar es casi de 256 mil, contando a aquellos que deben lidiar en primera línea con el virus, el personal esencial y los que pertenecen a los distintos grupos de riesgo.