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Provinciales > Historia de San Juan, parte 5

Censo del 2001 al 2010: el impacto de la erradicación de villas y la llegada de la minería metalífera

El último informe de este especial en el que a través de los censos se construye la historia de San Juan desde la época colonial hasta la época actual.

08 de abril de 2022

Esta es la entrega final de los informes que DIARIO HUARPE realiza siguiendo la historia de San Juan a través de los números de los censos. Una suerte de relato que se arma con cifras y que, junto a otros documentos, permiten reconstruir los movimientos que le dan forma al San Juan que conocemos. En esta entrega avanzaremos hasta el último censo, el de 2010. Veremos la redistribución del Gran San Juan.

Este camino comenzó en los padrones de 1777, el San Juan de la época colonial. La segunda entrega avanzó hasta el primer censo nacional de 1869, en donde la provincia formaba parte de la República Argentina y cómo el impacto de inmigrantes fue mínimo, mientras que a nivel nacional fue un pico histórico de la inmigración. La tercera abarcó los periodos de 1914 y 1957, periodo que San Juan marcó picos históricos de crecimiento, aún después de un terremoto. El cuarto llegó hasta el 2001. Durante esos años, la provincia mostró un estancamiento y el asentamiento de la población en el Gran San Juan, periodo de emigración de sanjuaninos y del asentamiento de las villas de emergencia.

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Los 10 años que abarcaremos son de reestructuración, de un San Juan distinto al del siglo XX. El periodo de “la segunda reconstrucción”, la pérdida del patrimonio arquitectónico y la promesa minera sarmientina cumpliéndose, pero de otras formas.

La segunda reconstrucción

Ubiquémonos en contexto. San Juan viene de 50 años de no recibir una conducción política precisa, más de 20 veces intervenida después del terremoto, los costos económicos y políticos de tomar una ciudad en ruinas son riesgos que nadie quiere tomar.

En 2001 Argentina está a punto de finalizar el año con un estallido social, que sus efectos llegarán con retraso a San Juan, culminando con la destitución política de Alfredo Avelín en 2022. Quien lo sucederá será Waldino Acosta, hasta que en 2003 asumirá por voto popular la fórmula de José Luis Gioja y Marcelo Lima, representantes de la alianza entre el Frente para la Victoria, de tendencia Justicialista, y el Partido Intransigente, una continuación de la Unión Cívica Radical. La fórmula que quedó en segundo lugar fue la de Roberto Basualdo y Alberto Valentín Hensel.

A nivel nacional, asumirá Néstor Kirchner con Daniel Scioli como vicepresidente. En este contexto de un “terremoto institucional”, comenzará la “segunda reconstrucción”.

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El censo de 2010 será durante la presidencia de Cristina Fernández, esposa de Néstor Kirchner, y estará marcado porque ese mismo día, el 27 de octubre, falleció este último. La medición de población arrojó que Argentina tenía 40.117.096 habitantes.   

En el censo del 2010 (que servirá para ilustrar el impacto de estos gobiernos y los movimientos sociales) San Juan registró 681.055 habitantes, unos 61.032 más que el censo de 2001. Esto marcará un crecimiento del 9,8%, la tasa más baja del país, manteniendo los números anteriores, esto se traduce en que los movimientos significativos serán internos.

Uno de los primeros que saldrá a la vista será la baja poblacional que tendrá Capital. El único departamento que tendrá menos habitantes entre los censos de 2001 y 2010. De los 112.778 pasará a 109.123, es decir, unos 3.655 habitantes menos.

Esto será producto del plan de erradicación de villas que comenzará en 2005 en la gestión de José Luis Gioja como gobernador. Un movimiento que se reflejará en los números. Siendo Chimbas el que encabezará la lista de crecimiento. De 73.829 pasará a 87.258, es decir, 13.429 habitantes más en un departamento que ocupa menos de 70 km cuadrados.

En este periodo crecerán las denuncias de hechos delictivos en las zonas de traslado de las zonas erradicadas. Generando malestar en los vecinos, sin embargo, estos irán decreciendo, concentrándose en los asentamientos sin erradicar.

La distribución seguirá siendo irregular: el 73% de los habitantes se ubicará en los departamentos Capital, Chimbas, Santa Lucía, Rivadavia, Rawson y Pocito, que en conjunto ocupan solo el 1,2% del territorio provincial.

En este periodo Rawson pasará a ser el departamento con más habitantes, con 114.368 habitantes.

Tanto Chimbas como Rawson serán los departamentos con más hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas, con 2.360 y 2.927 respectivamente.

Será un periodo en que la pérdida de patrimonio arquitectónico se extenderá. En contrapartida, será el cierre de proyectos como el Centro Cívico y la parquización de la Circunvalación.

De la promesa agrícola a la realidad minera

San Juan atraviesa una transformación hacia su reestructuración. Pasará de la realidad agrícola a presentarse a la realidad minera, convirtiéndose en el mayor exportador de oro del país. Pasando de la exportación de arcilla y piedra caliza, que continúan en explotación, a metales preciosos.

Será una época de segmentación entre la defensa ambientalista y la defensa del proyecto minero. Según el censo de 2010, de los departamentos mineros metalíferos (Calingasta, Iglesia y Jáchal) Iglesia tendrá el mayor crecimiento. De 6.737 habitantes pasará a 9.099, es decir, 2.362 más, siendo el departamento que mayor crecimiento relativo tendrá alcanzando el 35,1%. Sin embargo, Calingasta será el de menor crecimiento, de 8.176 habitantes pasará a 8.588, es decir que tuvo un crecimiento en nueve años de menos de 500 personas.

En el terreno agrícola se mantendrá como líder de exportación la uva y el olivo. Sin embargo, los departamentos dedicados a la agricultura su crecimiento será bajo, es decir, que no crecerán a más de 1.000 habitantes.

De la villa colonial a la ciudad reconstruida dos veces

En menos casi 500 años San Juan pasará de ser una villa colonial a una ciudad con fábricas de manufactura minera. En el medio pasaron desde levantamiento de esclavos, gestas libertadoras y balaceras entre políticos, hasta el levantamiento de una ciudad que concentra a casi un millón de habitantes.

Para ello hubo que modificar el ambiente, desviar el río y utilizarlo. Sin embargo, una crisis hídrica parece volver a reconfigurar el San Juan que conocemos.

El censo de 2010 arrojó que 7.962 eran descendientes de pueblos originarios. Más del total de pobladores de la provincia que había en 1.777.

En 500 años hubo periodos en los que se vio a la provincia como una promesa, pero un terremoto no sólo derrumbó edificios y la provincia pasó de promesa a tierra de nadie, o a tierra de los que se quedan entre las ruinas.

Los censos son medidas, muestran y ocultan. Este recorrido sirve para saber que en San Juan existieron esclavos, que los pueblos originarios pelearon por el agua y que fueron escondidos de los números oficiales. Que San Juan es una provincia en su mayoría mestiza, en su mayoría con pueblos latinoamericanos y no europeos. Este censo que viene, el de 2022, tendrá preguntas para identificarse como descendiente de pueblos originarios o afro.

Los números son una pista en un camino que, cuando se puede llenar con otros documentos, permiten reconstruir una historia. Una historia que permite entendernos como pueblo, como habitantes de una provincia, en un tiempo y espacio. La historia no sólo sirve para no cometer los mismos errores del pasado, también para rescatar voces perdidas y silenciadas, sirve para entender el presente, y así entendernos a nosotros.

 

 

 

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