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Sueño cumplido: terminó la escuela la primera jubilada trans de San Juan

Por la discriminación y el bullying, Camila Moreno se vio obligada a dejar la escuela a los 15 años. Ahora quiere continuar estudiando en la universidad.

POR REDACCIÓN

15 de agosto de 2022

Para Camila Moreno, la edad es un número. Por eso, a sus 62 años, se animó y terminó la escuela secundaria. Se trata de la primera jubilada trans de San Juan que cerró aquella etapa inconclusa que quedó en su vida, producto de una vida marcada por la discriminación y el bullying.

Hace dos semanas, Camila rindió las últimas dos materias que le quedaban y se recibió. “Me costó muchísimo volver a agarrar libros, hacer cuentas que una no estaba acostumbrada. Me costó bastante”, reveló la mujer a DIARIO HUARPE.

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Además, reconoció que tuvo miedo de no ser aceptada por esos viejos fantasmas que en el pasado la alejaron de la escuela. “A los 15 hablé con mi familia y les dije que no iba a ir más a la escuela por esa cuestión del bullying. Mi papá se enojó al principio, pero después lo supo entender”, comentó.

La foto de Camila egresada

Sin embargo, su regreso a la escuela fue muy distinto cuando ingresó al Cens 174, de la escuela Amable Jones, en el barrio Kennedy de Santa Lucía. Sus compañeros y maestros la recibieron con mucho cariño y la eligieron como la mejor compañera del curso. “Les agradecí a todos por la aceptación y el cariño que me han brindado. Por ese lado me siento muy satisfecha”, dijo.

Pero no fue tan sencillo para Camila retomar los estudios. “Fue como empezar de vuelta”, reconoció. “Los que más me costó fue matemática. No me acordaba las tablas. También me costó muchísimo TIC, que es computación. En mi vida había tocado una computadora. Sólo para cosas como chatear o eso. Pero no para analizar y ver todo lo que tiene, eso no lo sabía. Esas fueron las materias que más me costaron”, relató.

“El sábado pasado hicimos el baile de egresados, pero con los compañeros. Alquilamos una cabaña, hicimos una cena y la pasamos muy bien. A fin de año se va a hacer el acto de colación donde nos van a entregar los diplomas”, comentó.

Los compañeros de Camila

Ahora tiene ganas de seguir estudiando una carrera universitaria. “Me gusta Enfermería. Me siento motivada y con capacidad para seguir. Vamos a ver qué pasa. Tengo dos compañeras con las que me hice muy amiga y vamos a seguir lo mismo. La edad es sólo un número”, aseguró.

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Una vida difícil

Antes de cerrar esta etapa, pasaron muchas cosas en la vida de Camila. Después de dejar la escuela se dedicó a la peluquería, profesión que continúa hasta el día de hoy. “A los 23 años estudié peluquería en Mendoza. Ahí entre a trabajar y me fui después con uno de los peluqueros que me enseñó muchísimo. Gracias a él tengo mi salón de peluquería que es a lo que me he dedicado siempre”, contó.

Pero como todo camino tiene sus piedras, a Camila le tocó atravesar momentos difíciles. “Hay momentos en que las viví malas. Viví el proceso militar y ahí había que tratar de no salir tan visible a la calle. Y la otra también porque yo pertenecí a una asociación civil que se llamaba Acercándonos, que fundé con una compañera. Desde ahí ayudamos a muchas compañeras, hemos dado muchos talleres en la mayoría en las provincias argentinas”, recordó.

Camila y sus compañeras

También rememoró la lucha por el cambio en el código contravencional para evitar que las mujeres trans en aquellas épocas fueran detenidas. “Ya estábamos en democracia. Ahí pudimos revertir el código contravencional por el que muchas veces te detenían en la calle por llevar ropa inadecuada a tu sexo. Si a las chicas las veían muy visible, las detenían. Eso se pudo revertir y ahora una puede salir tranquila a la calle”, comentó.

Camila sabe que hoy la situación ha cambiado y existe mayor tolerancia a la diversidad en la sociedad. Y destacó el avance de políticas sociales como el cupo laboral trans, con el que muchas personas pudieron conseguir trabajo en reparticiones públicas, diferentes organismos estatales y privados.

Pero no se olvidó de que todavía quedan muchas cosas por luchar. “En salud también está todo muy accesible ahora para nosotras. Antes, por ejemplo, te llamaban a los gritos en el hospital para que todos te vieran y escucharan tu nombre. Eso pasaba antes de la Ley de Identidad de Género. Pero eso hoy en día ha cambiado mucho. Las personas trans son más aceptadas. Y si uno respeta, es para que lo respeten. Si vas con agresión o faltando el respeto, vas a recibir lo mismo. Pero no, les hemos dejado un buen legado a las chicas que se están formando”, reflexionó.

La primera jubilada trans de San Juan

Gracias a los aportes que realizó con su trabajo de peluquera, Camila fue la primera mujer trans de San Juan en jubilarse y lo destacó con orgullo. “Nadie me regaló nada. Me ayudaron mucho las abogadas del Gobierno. Prácticamente, fue con mis aportes que me pude jubilar”, dijo.

Actualmente, Camila sigue dedicándose a su salón de peluquería que atiende personalmente en el barrio Cabildo, Rivadavia.

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