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Tormenta en San Juan: se ahogaron 50 cabras en un puesto de Médano de Oro
Pese al esfuerzo de los productores y personal policial que llegó para prestar auxilio, no pudieron rescatar al total de los animales.
Por Nadia Correa
Las intensas lluvias que azotaron fuertemente a gran parte de San Juan, no solo causaron daños en viviendas y arterias, sino también en los productores. Es el caso de la familia Soler, quien se dedica a la cría de cabras en un puesto de Médano de Oro, en Rawson, cuando al momento de las precipitaciones, el corral se llenó de agua y provocó la muerte de unos 50 animales que se ahogaron. En el lugar, Diego Soler logró pedir ayuda a un vecino que se encargó de llamar a emergencias.
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"Dos oficiales de la motorizada nos dieron una mano enorme y estamos muy agradecidos", dijo a DIARIO HUARPE Leo Soler, hijo del dueño del puesto ubicado en Calle 8 y Garibaldi, en la zona de Médano de Oro. El joven relató que unas horas antes habían limpiado el guano del corral, dejando el terreno con forma de cuenco. "Llegó la tormenta y el agua comenzó a acumularse rápidamente".
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En el lugar, el joven explicó que su primo Diego Soler estaba presente, ya que es el encargado de cuidar a los animales. "Él no tenía señal para llamar a mi papá o pedir ayuda, así que fue el vecino el que lo asistió en primer lugar y el encargado de llamar a la policía. Al principio no apareció nadie y después de unas horas unos oficiales de la motorizada llegaron para ayudar en el rescate de los animales que aún continuaban con vida".
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Según explicó Soler, la tarea fue compleja, ya que la acumulación de agua les llegaba a la cintura y estaba a muy baja temperatura. "Pese al esfuerzo se nos murieron unas 50 cabras, aún no hacemos el recuento porque la zona quedó un poco complicada. Sacábamos a los animales, algunos ya ahogados y otros morían porque el agua estaba congelada, sin la ayuda de los policías, el número podría haber sido mayor, solo pudimos rescatar a unas 90".
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Finalmente, el joven productor, contó que el negocio familiar viene de generación en generación y ésta perdida los golpea muy duro. "Mi abuelo se dedicaba a esto, ahora lo hace mi papá. Más allá de la perdida materia, a uno lo bajonea saber de la muerte de las cabras, porque se encariña con los animales y no poder hacer nada, te pone mal".