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Eco Huarpe > Voces del pueblo minero

A más de 20 años de minería, la sustentabilidad y la equidad social todavía no llegan a Iglesia

En una recorrida por el departamento Iglesia, DIARIO HUARPE dialogó con vecinos de las localidades de Las Flores, Bella Vista, Villa Iglesia, Tudcum, Rodeo y Angualasto. El objetivo, escucharlos, reflexionar y debatir para mejorar y elegir el camino correcto.

01 de mayo de 2024
Más allá de las diferencias que surgen en Iglesia, cuando se pone en discusión la dicotomía "minería sí - minería no", en las respuestas de sus pobladores hay puntos de coincidencia.

Tras confirmarse que el desarrollo de la minería sigue siendo un norte para hacerle frente a la actual crisis económica y financiera, DIARIO HUARPE recorrió el departamento Iglesia para conocer y saber en primera persona la opinión y el sentir del pueblo que hace más de 20 años convive con esta actividad industrial en su territorio. El objetivo: escucharlos, reflexionar y debatir para mejorar y elegir el camino correcto.

“Creo que en todos estos años, a algunos la minería les mejoró la vida, pero no a todos”, dijo Raúl Godoy, vecino de Tudcum, el pueblo más cercano a la mina Veladero, ubicado a casi 200 kilómetros de la Ciudad de San Juan.

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Si bien, en las charlas espontáneas que se dieron en las calles, plazas y espacios públicos de Las Flores, Bella Vista, Villa Iglesia, Tudcum, Rodeo y Angualasto, se supo que son más los iglesianos que están a favor de la minería, en todos se observó un gesto, un síntoma social repetitivo que preocupa y deja mucha tela para cortar: un recelo a expresarse sobre el tema y hasta a veces, la autocensura por temor a represalias.

"Lo que pasa es que si acá hablás mal de la minería, te marcan para siempre y después chau, te discriminan y te dejan afuera de todo", le dijo a DIARIO HUARPE una de las vecinas de Iglesia, que pidió el anonimato.

Vale recordar que la libertad de expresión es un derecho constitucional y fundamental para vivir en una sociedad justa y abierta.

Puntos en común

Más allá de las diferencias que surgen en Iglesia cuando se pone en discusión la dicotomía "minería sí - minería no", en las respuestas de sus pobladores, hay puntos de coincidencia. Por ejemplo, cuando se les pregunta con qué actividades se identifican más. ¿Con las de la minera o con las del campo? Todos y todas eligen, con las del campo, porque se conciben agrícolas e hijos de la tierra.

“A pesar de que llevo muchos años trabajando en la mina, yo me identifico más con el campo”, expresó Elías Montaña, vecino de Iglesia. “Es más, gracias al campo, mi viejo nos crio a mí y a mis hermanos, y hoy somos y tenemos lo que tenemos, por lo que el campo nos dio”, afirmó.

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.Elías Montaña.

También hubo coincidencia cuando se les pidió que hicieran un balance de lo que pasó en el departamento, a más de 20 años de que comenzó la actividad minera allí. Todos consideran que hubo desarrollo, pero todavía falta, y mucho, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Cuentan que se mejoraron algunas rutas y caminos. Se mejoró el alumbrado público en algunas zonas. Se hicieron veredas y algunas que otras mejoras de infraestructura. Pero en servicios, en calidad de vida, en oportunidades para el desarrollo y crecimiento de las familias, poco y nada.

A la par, sienten que no son escuchados por las autoridades municipales y provinciales, ante reclamos puntuales, básicos y fundamentales. Tales como, construcción de viviendas, mejoras en los servicios de salud, de agua potable, de transporte y de obras hídrica para regadío.

“Creo que con todo el oro y las riquezas que se llevan de Iglesia, las familias del departamento no tendríamos que estar pasando necesidades. Creo que tendríamos que estar mejor, ¿no?”, dijo Manuel Torres a este medio.

Manuel Torres.

Bien marcadas

Según los iglesianos, en el departamento del norte sanjuanino las diferencias sociales están, y bien marcadas, entre la gente común y los que tienen algún vínculo con el poder económico y/o político del departamento.

“Acá son pocos, y contados con los dedos de las manos, los que progresaron y hoy viven mejor”, dijo Carlos Pereyra, residente en Las Flores. “Los demás, la tenemos que remar todos los días para llevar el pan a la casa”, agregó.

Carlos Pereyra.

Pereyra contó que llegó a Iglesia a finales del 2000 trabajando en la construcción del campamento Viento Andino, una empresa que ofrecía servicios de transporte y combustibles a la mina Veladero. Por aquellos años sus expectativas de crecimiento y desarrollo eran grandes, pero, a casi 24 años de aquellas ilusiones, la realidad le muestra otra cara. “Yo soy uno de los que sigue estando en la misma. Y no porque no le puse ganas, al contrario”, dijo. “Y esta es una historia que acá, en Iglesia, se repite por montones”.

Empleo

En este punto, los iglesianos también coinciden y hacen foco, principalmente, en la famosa cláusula que le imponen a las empresas mineras para que estas contraten gente de la zona. Es que, según ellos, es una cláusula que se firma, pero que casi nunca se cumple.

"Las empresas, por lo general, siempre traen gente de afuera. No contratan en Iglesia", dijo Pablo Maza, vecino. "Y si lo hacen, es para trabajos que los de afuera no quieren hacer. Es como que a los de Iglesia solo los contratan para el trabajo del 'che pibe, hay que limpiar acá, hay que barrer allá'".

Pablo Maza.

Las vaquitas son ajenas

A la hora de analizar cómo se distribuyen las riquezas en el departamento, todos se muerden los dientes, ladean los labios y aseguran que las vaquitas no son de ellos, son ajenas.

“Las riquezas de Iglesia se van", asegura un operador turístico que prefirió el anonimato. "El dinero no se invierte en nuestros pueblos. Las empresas mineras y las contratistas, no compran en los pueblos del departamento. La guita la vemos pasar nomás”, aseveró.

Sustentabilidad

Cuando se habla de sustentabilidad, los iglesianos aseguran que en ninguna de las localidades del departamento se desarrolló una industria, una fábrica, un negocio alternativo. Nunca hubo un plan consensuado de inversión, un plan de diversificación económica departamental. Nunca se crearon las canastas con los huevos de oro, para cuando la gallina ponedora ya no esté.

"Acá hay que pensar en el futuro", dijo José Torres, de Angualasto. "Porque la minería, en algún momento, se va... y después... ¿Qué hacemos?", concluyó.

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