Fernández va por la consagración y Macri, por seguir en carrera

En un día histórico, dos modelos políticos y económicos se enfrentan mañana en las urnas nacionales con objetivos bien diferenciados: el Frente Todos y Alberto Fernández busca ratificar lo que sucedió en las primarias y sentenciar la disputa presidencial sin necesidad de otro ensayo, mientras que Juntos por el Cambio y Mauricio Macri no pierden la esperanza de achicar la diferencia lo suficiente como para obligar a un balotaje que defina las cosas. Antes de la medianoche se espera que haya un nuevo horizonte, de transición o de continuidad de la campaña electoral.

Con el mundo mirando lo que podría ser el desenlace, el contexto es muy similar al de las PASO. La campaña no dejó hechos políticos significativos que hagan presumir que la grieta se cerró o cambió de protagonistas. Todo lo contrario. Las dos propuestas que dividen al país son simbolizadas por Fernández y Macri.

El candidato de Todos y su compañera de fórmula, Cristina Fernández, en una amalgama que traza una suerte de “unidad” entre peronistas y kirchneristas, fueron los más votados hace apenas dos meses. Obtuvieron el 49% y de movida, llegan a las elecciones del domingo como los grandes favoritos. Si repitieran performance y hasta perdiendo cuatro  puntos, se calzarían el traje de presidente y vice para los próximos 4 años.

Sacaron provecho de la grieta y esa fórmula la hicieron propia  en la campaña para la general. El exjefe de Gabinete de Néstor no dejó de polarizar con el actual presidente y cada vez que habló, tomó los números del INDEC y le achacó dejar un nivel “histórico” de pobreza, una inflación galopante y gobernar para empresarios y sectores altos de la sociedad, en detrimento de los más humildes.

Macri y sus estrategas fundaron el “Sí se puede”, el slogan con el que dieron vueltas con multitudinarios actos por todos el país (casi todo, porque prescindieron de algunos distritos, como es el caso de San Juan). Dicen públicamente que esa movida, los debates presidenciales y un leve mejoramiento de los indicadores económicos les dan fundadas esperanza y hasta el propio Macri se animó a afirmar en el cierre de la campaña que habrá balotaje.

La fórmula que conforman Macri y el peronista Miguel Angel Pichetto tiene que descontar el 49-32 en contra de las primarias si quiere seguir con vida. Para que eso suceda, Juntos por el Cambio no sólo debe sumar mucho más votos, sino que tiene que esperar que Fernández pierda caudal y no llegue al 45% que lo depositaría sin escalas en La Rosada.

En el oficialismo nacional van por los votos que en las PASO fueron a parar a Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión. Por afinidad ideológica, creen que una porción importante de esos electores prefieren cualquier cosa antes que los K y que con tal de evitar que vuelvan, trasladarán su apoyo al líder del PRO por ser el que más fortaleza tiene para darles pelea.

Los argentinos irán a las urnas para votar también legisladores nacionales, clave tanto para el que resulte electo presidente como para el que quede perfilado como opositor más fuerte. Se sabrá quién tiene mayoría en el Congreso el mismo domingo, porque en esta categoría no hay necesidad de otra ronda electoral como en la de presidente y vice.

En San Juan, las listas que quedaron en carrera en las PASO son sólo tres: las que encabezan José Luis Gioja (Todos), Marcelo Orrego (Juntos por el Cambio) y Nancy Avelín. El contexto de grieta pone a los dos primeros frentes como los grandes candidatos a repartirse las tres bancas de diputado nacional que se renuevan (Ver página 5).

Cifra

45

Es el porcentaje de votos que debe alcanzar un candidato para ser presidente. También se consagra con 40% y una diferencia de 10 puntos al segundo.