Papa Francisco criticó al Gobierno de Javier Milei tras la represión a jubilados

Durante la conmemoración del 10° aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el Papa Francisco lanzó fuertes críticas al Gobierno de Argentina tras los recientes episodios de represión en una movilización contra el veto del presidente Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria. En su discurso, el Papa cuestionó el uso de gas pimienta en un operativo antipiquetes llevado a cabo por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, donde resultaron afectadas personas de avanzada edad y una niña de 10 años.

El Pontífice expresó su desacuerdo con la violencia policial y señaló que "el silencio frente a la injusticia" conduce a la violencia y, eventualmente, a la "guerra de todos contra todos". En referencia al uso de gas pimienta, Francisco ironizó sobre la represión de manifestantes: "En vez de pagar justicia social, pagaron gas pimienta", mostrando su malestar ante la respuesta del gobierno a los reclamos sociales.

Además de condenar el uso de la fuerza, el Papa también denunció un supuesto caso de corrupción en el gobierno argentino, en el que un empresario extranjero habría sido extorsionado para pagar una coima durante un proceso de inversión en el país. Al respecto, advirtió: "El diablo entra por el bolsillo", refiriéndose a la corrupción como un mal que corroe las estructuras sociales.

Críticas al sistema económico y llamado a la justicia social

El Papa aprovechó su discurso para volver a criticar el sistema capitalista y abogar por una redistribución equitativa de la riqueza. Según Francisco, el sistema que permite acumular grandes fortunas es "inmoral", y llamó a los ricos a compartir sus bienes de manera justa y fraterna. "Si ese pequeño porcentaje de billonarios compartiera su riqueza, sería más justo para todos", afirmó.

Francisco también advirtió que "la inequidad es la raíz de los problemas sociales" y señaló que, aunque sus palabras incomoden a algunos, la centralidad de los pobres en el Evangelio no es negociable. "Esto no es comunismo, es el Evangelio puro", subrayó el Papa, destacando que los bienes materiales deben ser distribuidos para crear una sociedad más justa.

El Sumo Pontífice también criticó las "ideologías deshumanizadas" que promueven la acumulación de riqueza como una virtud. Al referirse a la meritocracia, Francisco lamentó que "las grandes fortunas poco tienen que ver con el mérito", sino con prácticas como la especulación financiera o la explotación de personas y recursos naturales.

Apoyo a los movimientos populares y llamado a la acción

Francisco elogió el papel de los movimientos populares, resaltando su capacidad para luchar por la justicia social en un contexto de precariedad y abandono estatal. "Ustedes no aceptaron ser víctimas dóciles", destacó, reconociendo la importancia de la organización popular para generar cambios estructurales en la sociedad.

El Papa concluyó su discurso con un mensaje de esperanza, instando a los pobres y excluidos a seguir luchando por sus derechos: "El futuro de la humanidad está en sus manos". Al mismo tiempo, pidió que los movimientos populares no se desanimen y continúen demandando "tierra, techo y trabajo" como derechos fundamentales.