Política > Protocolo antipiquete
El saldo de la violencia durante la protesta de jubilados frente al Congreso
La movilización de jubilados frente al Congreso derivó en graves enfrentamientos con la policía.
POR REDACCIÓN
La tradicional movilización de jubilados que cada miércoles se concentra frente al Congreso de la Nación terminó en una jornada de violencia con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, destrozos en la vía pública y más de un centenar de detenidos.
La protesta, que comenzó de manera pacífica, se desbordó con la llegada de hinchas de distintos clubes y agrupaciones políticas opositoras al gobierno de Javier Milei. Desde horas tempranas, manifestantes de diversos sectores comenzaron a congregarse en las inmediaciones del Congreso. Aunque la protesta estaba convocada para las 17, pasadas las 16 se produjeron los primeros choques cuando la Policía de la Ciudad intentó aplicar el protocolo antipiquetes.
Con el correr de los minutos, la tensión creció. Grupos de hinchas se sumaron a la manifestación y comenzaron a lanzar piedras y proyectiles contra las fuerzas de seguridad. La policía respondió con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes para dispersar a los grupos más violentos. Los enfrentamientos se extendieron por más de tres horas.
Según el reporte oficial, hay 124 personas detenidas, de las cuales 94 fueron liberadas en la mañana de hoy, y al menos 46 heridos, de los cuales 26 son efectivos policiales. Entre los más afectados se encuentra el reportero gráfico Pablo Grillo, quien sufrió una grave lesión en la cabeza provocada por una cápsula de gas lacrimógeno y fue trasladado al Hospital Ramos Mejía en estado crítico.
Las repercusiones políticas sobre los hechos no tardaron en llegar. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó a los detenidos como "violentos piqueteros, militantes de agrupaciones políticas e hinchas organizados" y aseguró que enfrentarán penas de hasta 20 años de prisión bajo la nueva Ley Antimafias. "En Argentina manda la ley, no los barras, ni la izquierda", sostuvo en sus redes sociales. Desde la oposición, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, denunció una "descarga de violencia sobre los jubilados y ciudadanos que protestaban contra el ajuste" y calificó la represión como "un atentado contra derechos esenciales de la democracia".
El vocero presidencial, Manuel Adorni, también se refirió a los incidentes, señalando que los manifestantes atacaron la Casa Rosada "utilizando las piedras que recordaban a los fallecidos por la pandemia". En la misma línea, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, aseguró: "Hay movimientos políticos orientados a desestabilizar al Gobierno". Desde el oficialismo se señaló que la protesta fue un intento de desestabilización.
A última hora del día, decenas de personas salieron a las calles en distintos barrios porteños en señal de protesta. En Avenida Corrientes, manifestantes marcharon hacia la Plaza de Mayo con cacerolas y consignas contra la represión policial. Movilizaciones similares se registraron en La Boca, San Telmo y Caballito, mientras que en algunos barrios se hicieron sentir cacerolazos desde balcones.