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Provinciales > Emociones por doquier

Llegaron primeros al sorteo y se fueron con regalo de fin de año, la casa propia

Los Algañaráz podrán cumplir uno de sus mayores sueños. Ya conocen el barrio en el que vivirán porque fueron días antes del sorteo para rezar y profesar su fe a Dios que los “bendijo”.

POR REDACCIÓN

17 de diciembre de 2018

Con nervios, ansias y emociones el matrimonio Algañaráz llegó poco antes de las 8 horas al estadio Aldo Cantoni donde transmitieron el sorteo en vivo de las casas del IPV, en esta ocasión, de Chimbas.

El mate hizo más amena la espera hasta que, minutos antes de las 13 horas en el sorteo del barrio Pedregal escucharon su número y su nombre. Inmediatamente saltaron de los bancos y se abrazaron, las lágrimas de emoción no tardaron en aparecer ya que tras años de espera pudieron cumplir uno de sus más anhelados sueños, el de la casa propia para poder vivir junto a sus 3 hijos.

Aún abrazados y lagrimeando los ganadores, Carlos y Vanesa le contaron a este medio su historia y lo que significaba para ellos ser uno de los ganadores de las viviendas. Es que hace 12 años estaban inscriptos en el IPV, antes probaron suerte yéndose a otras provincias y hasta se fueron a vivir a Chile pero nada se les daba. Hasta hoy. Resultaron ganadores de una de las casas que estará en las inmediaciones del Parque Industrial.

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“Nos tocó en el barrio Pedregal, el que nosotros queríamos, fuimos hace una semana a mirar la casa, volvimos ayer y hoy vamos a ir de nuevo para que lo conozcan nuestros 3 hijos: Dámaris de 14, Joel de 9 y Adasha de 1 año”, contó Carlos. “Hace 12 años que estamos inscriptos, veíamos que a otros se les daba y a nosotros no pero nos tocó ahora”, añadió.

Su esposa casi no podía hablar de la emoción, le tomó varios minutos recuperarse pero cuando lo hizo manifestó: “No te das una idea como nos va a cambiar la vida, somos pastores, siempre recibimos gente y a veces nos da cosa porque donde vivimos ahora es muy chico, nuestro hijos duermen todos juntos, va a ser un cambio increíble”.

La fe es sin duda uno de los pilares de su vida por lo que día a día rezaron y pidieron para que se les diera lo que tanto anhelaban. “Nosotros creemos mucho en Dios, fuimos al barrio Pedregal, oramos ahí y se nos dio, somos pastores vamos a un montón de lugares a predicar la palabra de Dios, veíamos que bendecía a otras y a nosotras no nos tocaba y gracias a Dios nos tocó”, expresó Carlos entre lágrimas.

Ahora, ambos tendrán que cumplir promesas, principalmente, la del asado que les deberán invitar a sus familiares y amigos. “Me voy, compro carne y me como un asado, se lo prometí un montón de gente, me va a salir caro pero no importa”, concluyó la pareja mientras se fundía en un abrazo.



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