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Departamentales > Con el agua hasta los tobillos

Un barrio de Jáchal ruega por ayuda tras cinco años de que se le inunden las casas y las calles

En Orión 2, un barrio ubicado en el ingreso a Jáchal, las lluvias convierten las calles en ríos y el agua invade las viviendas. Walter Vega, uno de los vecinos afectados, relata una historia de abandono que ya atravesó dos gestiones de gobierno sin respuestas concretas.

Por Federico Mir Muñoz
04 de agosto de 2025

El barrio Orión 2, que sufre de inundaciones en sus calles y en sus casas.

A solo dos kilómetros del ingreso a Jáchal, en la localidad del Rincón, hay un barrio que vive sumergido. Literalmente. Orión 2, un conjunto de 90 viviendas sociales construido hace cinco años, fue pensado como una solución habitacional, pero terminó siendo una trampa estructural. Sin desagües ni planificación hídrica, cada lluvia transforma sus calles en ríos y sus casas en balsas improvisadas. Las familias pierden muebles, conviven con humedad, moho y mosquitos, mientras las promesas de solución se hunden en el barro de la desidia estatal.

“Este problema empezó desde el día en que nos entregaron las casas. Ya había fallas constructivas: cerámicos sueltos, grietas, filtraciones. Pero lo más grave es que nunca hicieron un sistema de desagüe”, relató Walter Vega a DIARIO HUARPE, uno de los vecinos afectados. Vive en una de las casas del fondo, donde el agua impacta con más fuerza. “Las calles que bajan de oeste a este y de norte a sur terminan justo en nuestra esquina. Y ahí hicieron mal los badenes. No hay por dónde se vaya el agua”, sumó.

El último episodio ocurrió hace unos días, cuando se liberó el canal Matriz, que corre paralelo a la Ruta 150. El viento Zonda había arrojado basura sobre el cauce, y eso generó un taponamiento. “Se desbordó justo a la altura del barrio y toda el agua entró a las calles. Y de ahí, a las casas. A las 11:30 de la mañana ya teníamos los muebles flotando. Si pasaba de noche, podría haber sido una tragedia”, contó.

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La imagen se repite cada verano. Las lluvias fuertes saturan las esquinas sin salida, y el agua queda estancada por días. “Una vez se pudrió el agua en la esquina, aparecieron mosquitos por todos lados, el pavimento se rompió, se formó moho. Es insalubre. La gente tiene que levantar los pisos por su cuenta. Mi vecino construyó la entrada 20 centímetros más alta porque ya no podía más”, dijo Vega.

La calle inundada en cuestión.

El reclamo ha atravesado dos gestiones de gobierno. “El anterior prometía soluciones, este también. La Municipalidad viene, saca fotos, dice que va a arreglarlo, pero todo sigue igual. Pasaron cinco años. Las cuotas de las casas aumentan cada seis meses, pero no vemos ni una mejora. Cuando reclamás, te escuchan y después nada”, se quejó el vecino.

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El abandono institucional se siente en cada rincón del barrio. “Nos han dicho que la responsabilidad es de Vivienda, otros que es de la Municipalidad. Pero nadie da respuestas. Lo mínimo sería hacer un canal o una salida al agua. Acá construyeron sin pensar en las lluvias. No sé si fue un error del proyecto o negligencia de la empresa, pero no se puede vivir así. Y somos 90 familias”, insistió Walter.

Los autos no pueden circular por la cantidad de agua acumulada.

Acompañado por vecinos como Alberto Carrizo y la familia Barros, decidió hacer público el drama a través de redes sociales. Videos, fotos y testimonios comenzaron a circular, generando indignación y solidaridad. “Nosotros tenemos una página local donde compartimos todo. La gente se enoja, nos apoya, pero necesitamos soluciones, no likes”, señaló.

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El barrio Orión 2 fue construido para dar respuesta a una demanda habitacional. Pero se convirtió en una muestra palpable de cómo una mala planificación y la indiferencia del Estado pueden transformar un hogar en un lugar inhabitable. Mientras las lluvias siguen cayendo y las casas se siguen inundando, las respuestas oficiales brillan por su ausencia. “Solo queremos vivir tranquilos. No pedimos lujos. Solo que el agua no nos entre más a las casas”, concluyó Walter Vega, con la esperanza de que, esta vez, alguien escuche.

Los vecinos hicieron reclamos a todas las autoridades posibles, pero no recibieron respuesta.

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