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Policiales > Luthier asesinado

Los vecinos destacan el perfil solidario de Carlos Scalzotto

Una gran tristeza se siente en el barrio en el que vivía el hombre que murió maniatado con un cinto y asfixiado en el barrio Lebenshon.

POR REDACCIÓN

22 de febrero de 2018

Educado, amable, muy bueno y servicial, así describen los vecinos a Carlos Scalzotto, el hombre que fue maniatado con un cinto y asfixiado en el barrio Lebenshon.

Una gran conmoción y tristeza se siente en el ambiente del barrio chimbero. Lo sucedido con su vecino impactó a todos.

A pesar de que muchos de ellos manifestaron que no mantenían una relación cercana, admiten que le tenían mucho aprecio. Es que su bondad con todos lo caracterizó siempre.

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“Él ha sido muy servicial, si alguien necesitaba que le tomaran la presión, él lo hacía, si alguien necesitaba ir hasta el hospital, allá los llevaba él. Con los vecinos ha sido muy bueno”, contó la señora que atiende un kiosco a metros de calle Neuquén al 63 este, lugar en el que residía Carlos.

Luego, contó algo que le pareció muy extraño, cuando su hija estaba saliendo, vio el portón de la casa del hombre abierto.  “Cuando volvió apurada porque teníamos que ir justamente a un velorio, el portón seguía de la misma forma. Llegamos apuradas para hacer la comida y nos olvidamos de mirar de nuevo en la casa, pero, cuando salimos, estaba lleno de policías, yo me bajé y corrí. ‘Este es el Carlos’, dije. Ahí estaba el hermano y él me explicó lo que había pasado”, contó angustiada la señora.

Scalzotto pertenecía a una familia de italianos, aunque, según contaron, vivía hace muchos años en el lugar ya que a la vuelta estaba a la casa de los padres.

Otra de las vecinas del lugar contó que “siempre lo veía en las tardes regando, muy educado y amable, siempre saludaba. En una oportunidad me ofreció uva porque tenía mucha. Me causó una gran sorpresa cuando me enteré lo que le pasó. Aunque ahora se la agarran con las personas mayores, está muy revolucionado todo”, expresó con bronca y enojo.

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En los kioscos, los temas de conversación eran: Carlos, el robo que sufrió, la terrible forma en la que lo mataron y sus anécdotas. Según dicen en el lugar, la solidaridad era lo que lo caracterizaba. Por ejemplo, el hombre fabricaba guitarras en su casa y, también daba clases para todos pudieran aprender a tocar el instrumento. No cobraba por ellas, sino que, cada persona le daba lo que creía necesario y podía.

En algunos de los vecinos, reina el silencio y la sorpresa. Además, no quieren hablar sobre lo ocurrido. Tal es el caso del kiosquero del al lado que sostuvo firme que “yo tengo una política, mi vida termina en la pared esa -dice señalando la pared del negocio- a mí me criaron desde chiquito con eso. Lo que él hacía con su vida, no es de mi importancia. Como dice mi religión `yo me fijo en mis pecados, los de los demás, lo solucionarán ellos`”, finaliza.

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