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Política

Quién es Miguel Pesce, el elegido de Alberto para hacer bajar la inflación

Está mencionado como el sucesor de Guido Sandleris en el Banco Central. Es el vicepresidente de más larga gestión en la historia de la entidad, entre 2004 y 2015. Fue uno de los primeros funcionarios “radicales K” y tiene largo vínculo con el futuro presidente.

POR REDACCIÓN

02 de diciembre de 2019

La tumultuosa vida institucional del Banco Central, sembrada de mandatos breves que terminan de manera conflictiva, puede encontrar una excepción en Miguel Angel Pesce. Fue vicepresidente de la autoridad monetaria entre septiembre de 2004 y diciembre de 2015, siendo el funcionario que más tiempo ocupó ese cargo en la historia de la entidad, fundada en 1935.

Si bien el anuncio formal de su designación se espera para el viernes 6, junto con el gabinete, fuentes del gobierno entrante aseguran que Pesce es el elegido por Alberto Fernández para presidir el BCRA a partir del 10 de diciembre.

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Economista de la Universidad de Buenos Aires y formado políticamente en el radicalismo, Pesce tiene una larga trayectoria en la función pública en la que su camino se cruzó con el del futuro Presidente.

Fue secretario de Hacienda y Finanzas del gobierno porteño de Aníbal Ibarra, al tiempo que Alberto Fernández era legislador de la Ciudad, por lo que el primer contacto puede entre ambos situarse allí. A partir de 2003, el nuevo jefe de Gabinete le confió a Pesce diversas tareas como representante del ministerio de Economía en el Banco Central, síndico general de la Nación y hasta ministro de Economía en la intervención federal a Santiago del Estero.

Fue uno de los protagonistas de lo que en el comienzo del kirchnerismo se dio en llamar el grupo de los “radicales K”, una iniciativa política impulsada por Fernández que derivó en la candidatura de Julio Cobos en 2007.

En su extensa vicepresidencia acompañó a 4 presidentes: Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli. Cultor del perfil bajo, nunca discutió con ellos el centro del escenario, el que ahora le tocará ocupar. Cuando llegue al despacho de Reconquista 266, no le serán desconocidos aquellos terrenos en los que un nuevo banquero central suele poner su mayor esfuerzo: desarrollar buenos vínculos con el sector financiero, implementar cambios en su intrincado marco regulatorio y hacer funcionar los engranajes cotidianos del Banco Central y su línea técnica. E implementar medidas para bajar la inflación, una de las metas centrales de la autoridad monetaria.

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La crisis desatada en el verano de 2010 en el BCRA por el uso de las reservas para el pago de deuda pública le dio un rol protagónico. Ante la negativa de Redrado a implementar el Fondo del Bicentenario (y luego, a dejar su cargo), defendió la posición del gobierno sin titubeos y ocupó transitoriamente la presidencia por dos semanas hasta la designación de Marcó del Pont, con el manejo político necesario para que esa crisis institucional no se transforme en financiera. Vueltas de la política, la división generada por el uso de las reservas lo llevó en aquellos días tensos a despedir al entonces gerente general del BCRA, que no es otro que el actual ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.

Su salida del BCRA no le impidió mantenerse dentro del sector financiero. Desde diciembre de 2015 es presidente del Banco de la Provincia de Tierra del Fuego. En los bancos se menciona su pragmatismo y se intuye que se inclinará hacia el lado de las regulaciones cambiarias y el financiamiento productivo con algún grado de apoyo o subsidio, factores ausentes en la era Cambiemos.

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