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Huarpe Deportivo > Aniversario de nacimiento

"Vuela alto Wey", un documental sobre la historia de Alberto Zapata

“Vuela alto Wey”, esa frase se inmortalizó en el inconsciente mientras una kilométrica caravana de motos escoltaba a Wey Zapata, el último ídolo popular del deporte en San Juan. Este 24 de abril se cumple un nuevo aniversario de su nacimiento, cumpliría 26 años.

24 de abril de 2024
Vuela alto Wey, cómo se convirtió en leyenda Wey Zapata.

DIARIO HUARPE realizó un recorrido junto a su familia para desentrañar el misterio. Qué es lo que mueve a toda a una provincia para despedir a un joven que vuela en el aire con una moto, que pierde un brazo e igual se sube a una moto, pero sobre todo, cómo vive una leyenda que se despide haciendo lo que siempre amó. Un documental sobre el Wey Zapata, que se podrá ver YouTube y HUARPE TV, por la TDA en el 19.2 desde las 22 horas.

El elegido

Alberto “Wey” Zapata nació un 24 de abril en 1997. Un año movido, el asesinato de José Luis Cabezas, se levantaba la Carpa Blanca docente en el gobierno de Carlos Menem y Soda Stereo hacía “El Último Concierto”. Un mundo terminaba y al mismo tiempo nacía una leyenda, un ídolo popular.

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La primera entrevista. FOTO: Gentileza Enrique Pinardi

Hijo de Gerónimo Zapata y Mónica Bacur, a los tres años montó su primera moto. “Desde la primera vez que me quedé embarazada quería un varón”, dice Mónica. Primero llegó Mayra, después Yara y el último fue Alberto. Dice Mónica que hasta el último momento se hizo desear: “Cuando nació no lo pude ni ver, me lo sacaron y lo pusieron en la incubadora. Nació pasado el término”, comentó.

Un prodigio del motocross compitiendo con chicos más grandes que él. Si no era por la categoría, era por el desafío. Conquistó títulos internacionales. Hizo carrera en el Perú. Más, siempre necesitaba más, un niño con hambre de gloria. Y a esa hambre una familia respondía, porque esta historia no solo es el “Wey”. El clan Zapata-Bacur se adaptó al frenético ritmo de carrera. Dentro y fuera de los circuitos.

El clan

Las fotos y los trofeos se imponen cuando se entra a la casa de los Zapata-Bacur. La sensación es como que en cualquier momento el “Wey” va a entrar. Uno espera que pase por el pasillo, se siente en la mesa y comience a contar esa travesía que ha sido su vida.

Alberto y Géronimo.

“Wey” no solo está en las fotos y los trofeos. Está en cada mirada, tanto de Gerónimo, como de Mónica o Yara. Está en la anécdota. El olvido se siente lejano cuando cada familiar lo evoca. Alberto incluso está en la sonrisa de la hija de Yara. Porque vienen de una familia con una sonrisa que ilumina.

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Rememoran que los fines de semana se configuraba el orden alrededor de lo que necesitaba el “Wey”. Todos adentro de una camioneta, durmiendo adentro entre carreras, preparando los sanguchitos, las tartas, lo que se pudiera comer de camino y rápido, porque una vez se terminaba, había que volver a la rutina de uniformes planchados, de mañanas en el Colegio Andacollo de Villa Krause.

El motor para apaciguar ese cansancio venía del mismo Alberto. Y es su familia la que resalta esa energía vital que lo desbordaba, ese optimismo, y cómo tras cada caída se levantaba e iluminaba, con fervientes ganas de vivir.

Acostumbrado a volar

El 15 de noviembre del 2020 el “Wey” volcó en su Chevrolet Corsa gris por la Ruta Nacional 40. Esa fatídica jornada decidió viajar cansado y perdió el control del vehículo, que comenzó a dar vueltas sobre sí mismo. El auto destrozado era una imagen impactante. Por ahí pasaba Sofía Moreno junto a su esposo y su hijo de un año y ocho meses. Cuando Sofía vio el tumulto de personas tratando de ayudar al conductor del vehículo accidentado, no dudó en actuar.

Tras el accidente, Wey se reunió con Scioli.

Con experiencia en emergentología, aplicó un torniquete de manera rápida y precisa, lo que resultó crucial para salvar la vida de Zapata. Su pronta intervención fue vital en un momento de emergencia. La secuela que le quedó al Wey fue la pérdida de su brazo izquierdo.

A pesar de todo, Zapata logró regresar a las pistas de motocross, desafiando las expectativas de los médicos, de la vida misma. Y no solo volvió, sino que hizo podio e incluso ganó. Ahí, riéndosele en la cara a la adversidad, con el hambre de gloria que lo subió a una moto al principio, se mantuvo.

La inmortalidad

Zapata corría por la segunda fecha del campeonato de Enduro, el domingo 4 de abril de 2021, en Córdoba. Mientras corría, cayó al piso tras un salto en la pista, producto de una falla mecánica, y fue arrollado por otros dos competidores que no pudieron evitar el impacto, causándole graves lesiones. El Wey encaró un salto y no pudo controlar su moto en la caída. Inmediatamente, fue trasladado al hospital, pero esta vez los médicos no pudieron hacer nada y el piloto falleció a los 23 años.

Masiva despedida en San Juan.

La despedida inmortalizó al Wey. El joven ídolo de San Juan. Una caravana kilométrica de motos por el Acceso Sur acompañaron los restos de Alberto hasta el cementerio de Rawson. Con esa multitudinaria despedida, en la provincia se amontonaba para despedir al corredor.

En su tumba hay cartas, amuletos, pequeñas ofrendas. En Córdoba, una estatua se erige y lo inmortaliza. En su casa, en Pocito, los Zapata-Bacur mantienen el fuego sagrado de un hombre que, hasta el último momento, vivió aferrado a la vida.

La estatua que lo inmortaliza en Córdoba.

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