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Canme lanzó un aceite medicinal de cannabis para pacientes epilépticos
La entrega del aceite medicinal de cannabis comenzó en febrero de este año y fue aprobada por el Ministerio de Salud de la Provincia de San Juan.
POR REDACCIÓN
La empresa local Canme ha marcado un hito en el campo de la medicina con el lanzamiento de su primer lote de aceite medicinal de cannabis, el Canme CBD 10, completamente elaborado en San Juan. Este importante paso se ha llevado a cabo con el inicio de la entrega de este producto de especialidad aprobado por el Ministerio de Salud de la Provincia de San Juan, bajo el Registro número MSSJ01. Este producto podrá ser utilizado por aquellas personas que padezcan el cuadro de epilepsia refractaria.
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El proceso de producción de este aceite medicinal comenzó con el cultivo de la materia prima en el predio de Canme, situado en Campo Grande del Acequión, Sarmiento. Posteriormente, el equipo técnico del Laboratorio de Producción de Cannabis Medicinal, ubicado en las instalaciones del Hospital Dra. Julieta Lanteri, se encargó de la elaboración del producto. Este primer lote, resultado de un arduo trabajo y un compromiso inquebrantable con la calidad, se destina exclusivamente a la asistencia de pacientes con epilepsia refractaria, siendo entregado a la División de Farmacia del Ministerio de Salud de San Juan.
Sin embargo, el compromiso de Canme no se limita únicamente a la producción de medicamentos. Con una visión de integración social y un profundo respeto por los derechos de las personas con discapacidad, la empresa ha tomado medidas adicionales para asegurarse de que su producto sea accesible para todos. En este sentido, Canme buscó la colaboración de la Escuela Luis Braille para el desarrollo del texto que acompaña el packaging del aceite, garantizando así que la información sobre el producto sea accesible para personas con diferentes necesidades.
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Este paso no solo representa un avance en el campo de la medicina, sino también un compromiso con la inclusión y el respeto por la diversidad. Canme se erige como un ejemplo de cómo la innovación y la responsabilidad social pueden ir de la mano para mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan.