El conductor ebrio, que mató a un moto Uber en febrero de 2025, estiró sus manos y oró antes de entrar a la audiencia de juicio abreviado con el que iba a zafar de la cárcel a pesar de tener una condena. Sin embargo, la oración a Dios no lo salvó. Un planteo de último momento de la querella hizo que fiscalía se replanteara el escenario.