Yo te Invito
En la adversidad, Celina Fernández abrazó su pasión: la música
La representante rescata el desafío que significa ser la primera generación de embajadoras departamentales.
Celina Fernández tiene 21 años y es la embajadora de Pocito. Canta, estudió piano y estudia la carrera de Contadora Pública.
Se describe como una persona serena, tranquila, familiera, apasionada por los trabajos que realiza y soñadora. Sobre lo que la llevó a presentarse, rescata el cambio de paradigma de reinas a embajadoras ya que sentía que desde este lugar podía realizar acciones que ayuden al departamento.
Respecto al nuevo rol profundizó el concepto, lo define como trabajar desde uno para el departamento, representarlo y enaltecerlo, además de entablar una relación cercana con la gente y que pueda dejar un legado de valor para su tierra.
Sobre el cambio de paradigmas habló sobre el desafío que representa formar parte de esta primera generación que evoluciona junto a la fiesta, pero lo valora como un paso enorme para la provincia ya que habilita a que cualquier mujer que se sienta capacitada para representar a su departamento, lo pueda hacer y que no se sienta limitada por límites como la estatura, medidas o rol maternal.
Define a Pocito como un departamento tranquilo, donde el vergel dota de identidad el paisaje además de la calidez de la gente. A nivel turístico destaca las bodegas, que casi que se nuclean allí, es por eso que forma parte de la ruta del vino, también enumeró a la plaza de la libertad, donde se encuentra la réplica de la estatua de la libertad, la fiesta departamental en honor a Santa Bárbara y el imponente estadio del Bicentenario.
En relación a la temática evolución, Celina lo define como una trasformación que se da después de un acontecimiento, que desdobla las posibilidades en las que se pueden avanzar para crecer. En su evolución personal, destaca situaciones familiares donde comenzó a valorar otras cosas y como esas situaciones le dieron una nueva perspectiva.
Finalmente mostró tres momentos que la describen. El primero se relaciona con su papá y su mamá, a quienes define como pilares porque la acompañaron, luchan y le enseñaron a ser quien es. El segundo tiene que ver con la música: es su pasión, una actividad que practica desde pequeña y en la que ha volcado la mayor parte de su tiempo ensayo tras ensayo. Un amor que lleva a todos lados, su cable a tierra, su identidad. El tercer momento involucra a su padre y la música, en una historia de duelo y superación de una dolorosa enfermedad, donde se remontan los orígenes musicales de Celina. Una situación que la marcó, la hizo evolucionar y valorar la belleza del instante.