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El Cronista

El Banco Mundial tiene dólares para Javier Milei: cuántos podrían llegar en 2024

Un equipo técnico del Banco Mundial llegó a la Argentina después de reunirse la semana pasada con Luis Caputo y Nicolás Posse. Quieren apoyar a Javier Milei y tienen millones de dólares sin desembolsar. Los desafíos económicos.

POR EL CRONISTA PARA DIARIO HUARPE

El Banco Mundial está decidido a apoyar a Javier Milei y su equipo técnico está ilusionado con el diagnóstico "acertado" sobre la crisis económica de la Argentina que tienen el próximo jefe de Gabinete, Nicolás Posse; y el futuro ministro de Economía, Luis Caputo, con quienes se encontraron la semana pasada en Washington, Estados Unidos.

Felipe Jaramillo, vicepresidente del organismo para América Latina y el Caribe, contó en una conferencia de prensa que el Banco Mundial tiene sin desembolsar unos 4500 millones de dólares, aunque no todos estarían disponibles el año que viene. Lo usual es que se giren u$s 1000 millones por año, con vencimientos en la misma línea, pero el banco quiere garantizar "financiamiento neto"; es decir, que entren a la Argentina más divisas que las que salgan en 2024.

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Junto a Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, Jaramillo describió que el organismo quiere "apoyar a largo plazo" al próximo Gobierno para la lucha contra la pobreza, que alcanzaría el 47% a fin de 2023. Su presencia en el país es para darle "seguimiento" a las áreas que las que pueda colaborar.

El equipo del Banco Mundial dejó algunos mensajes claves, y centró el trabajo que debe hacer Milei en la política fiscal, que en los últimos años en Argentina "no contribuyó a la estabilidad macroeconómica", "no promovió el crecimiento económico" y fue causante del salto en la inflación.

Los técnicos señalaron que hubo una "expansión acelerada" en el gasto público entre 2003 y 2015, que pasó de un promedio del 23% sobre el Producto Interno Bruto (PIB) hasta un máximo de 38%. Esto, a su vez, generó problemas para financiar el gasto, déficit fiscal y financiamiento "poco sano", con suba y creación de impuestos "ad hoc", y un resultado final de inflación por encima del 160%. Para colmo, dijeron, el aumento del gasto no contribuyó a mejorar la calidad de los servicios públicos.

Pero además de lo fiscal, que es el nudo de los desafíos, también marcaron que el crédito equivale apenas al 7,9% del Producto Interno Bruto (PIB) -la cifra más pequeña-, mientras que en la región el promedio es del 39%.

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Así, en comparación con el resto de la región, la economía de la Argentina creció en promedio 0,2% por año desde 2018, mientras que América Latina y el Caribe lo hizo en 1,3%, según datos de la institución. "En la última década, el crecimiento del país fue muy por debajo del potencial", observó Jaramillo; ese es un determinante para mejorar el empleo, la calidad de vida y eliminar la pobreza.

"Es difícil que el sector financiero crezca sin estabilidad. La gente no quiere, quiere poner sus ahorros en los bancos, los quiere sacar en dólares y llevarlos afuera. El negocio de los bancos es muy regulado y las tasas de interés no las fija el mercado. Hay un deseo enorme de las autoridades de eliminar distorsiones y regulaciones, intención de equilibrar las cuentas fiscales, dejar de emitir dinero", comentó Jaramillo.

Con todo, en el Banco Mundial también alertaron que la obra pública no se puede cortar y que, por el contrario a la idea de Milei, el gasto de capital para infraestructura debería ser no menor al 4% del PIB, cifra que implica más que duplicar el gasto de los últimos años a este fin. Y comentaron que los proyectos de Participación Público-Privada (PPP) pueden ser útiles para achicar la brecha de infraestructura, pero en ninguna forma sustituye el rol del Estado. "Hay que tener cuidado", avisaron.

Sobre la dolarización, indicaron que hay países que dolarizaron sus economías, pero solo los que lograron estabilizar su resultado fiscal fueron los que lograron crecimiento.

Y también afirmaron que "la población pobre va a quedar muy expuesta", aunque hay "consciencia colectiva de que no podemos seguir así", con subsidios a la energía -en torno a 1,7% del PIB- para usuarios que no lo necesitan y una economía "sumamente regulada y cerrada" en un país que justamente tiene "ventaja comparativa" para las exportaciones.

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