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Cultura y Espectáculos > Ernesto Sabato

El escritorio y la biblioteca de Raúl Alfonsín se exhiben en la Biblioteca Nacional

POR REDACCIÓN

21 de noviembre de 2019
La Biblioteca Nacional inauguró un espacio permanente que recrea el despacho personal del ex presidente Raúl Alfonsín con su biblioteca y mobiliario -los libros de formación y consulta, el escritorio y objetos representativos, como un abrecartas de plata que le regalaron los Reyes de España-, tras una significativa donación que realizaron sus nietos de un acervo con más de 3500 ejemplares del referente radical. Una biblioteca se hace de las lecturas de quien la cosecha, de los libros propios, los recibidos, los de consulta diaria, los dedicados: la de Alfonsín (1927-2009) reúne 3551 títulos de Jean Jeaques Rousseau, Martín Heidegger, José Ortega y Gasset, Hannah Arendt, Mijaíl Gorbachov, Antonio Gramsci, Noam Chomsky, Adriana Puiggrós, Domingo Faustino Sarmiento, Lisandro de la Torre o Juan Domingo Perón. Esos son solo algunos de los autores que robustecieron, desde su formación como estudiante de Derecho hasta sus últimos años, los estantes de su biblioteca entre el estudio de la avenida Santa Fe y su casa de Chascomús, con mayoría de títulos de historia, política, filosofía, sociología y economía, menos de narrativa aunque sí textos de escritores clave de América Latina en sus versiones ensayísticas, como Mario Vargas Llosa y Sergio Ramírez; "La idea surgió hace mas de dos años con el entonces director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, con la necesidad de mantener unificada la biblioteca de mi abuelo y nos parecía que la mejor manera, por el valor institucional y de Estado, era en la Biblioteca Nacional", explica a Télam Francisco Alfonsín, nieto del ex mandatario y uno de los apoderados de la familia. "Toda biblioteca -agrega Ezequiel Martínez, al frente de la Dirección General de Acción Cultural de la institución- habla de la persona a la que le perteneció, qué temas le interesaba, qué cosas se multiplicaban, cuáles eran los autores más recurrentes. Esta es una biblioteca ecléctica pero muy apuntada a la política, la historia, la economía, hay mucho de educación y de derechos humanos". Martínez destaca del catálogo clásicos como "El contrato social" de Rousseau, o "La rebelión de las masas" de Ortega y Gasset, "muchos libros contemporáneos de personas que pasaron por su gobierno o de mandatarios, como el uruguayo Julio María Sanguinetti. Hay también libros propios de él o compilaciones de sus discursos presidenciales". Si bien en esta biblioteca de escritorio hay poco de narrativa, el radical guardaba entre sus estantes, por ejemplo, volúmenes de tragedias y comedias de William Shakespeare; y bastante del escritor Ernesto Sabato, a quien designó como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), conocido como el "Nunca Más", para investigar violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. Pero además de los libros, hay mobiliario y objetos de lo que fue su estudio en los últimos años de su vida: está el escritorio de la casa familiar de Chascomús, la biblioteca con vidrio biselado, la silla de madera y esterilla donde se sentaba, las lámparas de escritorio y de pie que iluminaban el despacho y también -según dicen- su objeto preferido: un mapamundi con centro en Buenos Aires, que le regaló el almirante Joaquín Stell. Entre los objetos, están también sus diplomas y hay un típico set de escritorio (abrecartas, tarjetero, lapicero) que le regalaron los reyes de España en 1985, el mismo año que fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por "las dificultades de la transición política, al hacerse cargo del gobierno de la República Argentina tras una guerra de dramáticas consecuencias", según el fallo de aquel entonces sobre el período que gobernó entre 1983 y 1989, tras el gobierno de facto. El espacio permanente que recrea parcialmente (todavía hay mucho en proceso de catalogación y restauración) el estudio de Alfonsín se puede ver todos los días en el primer piso de Agüero 2502 y representa la primera biblioteca personal de un ex presidente que atesora la Biblioteca Nacional, ya que lo más parecido que tiene la institución es un archivo que perteneció al Centro de Estudios Nacionales fundado por Arturo Frondizi. En este sentido, Francisco Alfonsín espera que la donación de la biblioteca de su abuelo inaugure, tal vez, una nueva costumbre, "desde el punto de vista institucional, nos parece un gran logro, quizá pueda ser el primero que se tome como impulso democrático para tener las bibliotecas y despachos de los presidentes a disposición, como ocurre en muchos países del mundo".
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