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La performance cobra protagonismo como disciplina en el nuevo Museo de Arte Moderno de Nueva York

POR REDACCIÓN

25 de octubre de 2019
Una de las novedades centrales del "nuevo" Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York es The Studio, un espacio ubicado en el corazón de la institución, dedicado exclusivamente a la performance, la música, el sonido y la imagen en movimiento, un sitio que "mucha gente amará y mucha no, como pasa con todo el arte", dijo Stuart Comer, curador a cargo de la disruptiva programación. "Recordemos cuando apenas abrió el MoMA: la gente lo odiaba, los críticos lo odiaban, y eso ya no es así. El rol del MoMA es que las formas del arte dejen de ser algo familiar, que hagan disturbio. Tenemos que tomar esos riesgos y con suerte, con estos artistas poderosos, el nuevo espacio será bien recibido", dijo a Télam Stuart Comer, curador en jefe del área Media and Performance. El MoMA se transforma así en el primer museo en el mundo en albergar un espacio permanente dedicado exclusivamente a la performance, en línea con su intención de enmarcar su colección permanente en una historia viva, a través de esta plataforma que busca apoyar a los artistas a experimentar con nuevas formas. La programación inaugural arranca con "Rainforest V (variation 1)", una obra original de David Tudor de los años '70, que un grupo de artistas contemporáneos (Composers Inside Electronics Inc) recrea con una serie de elementos cotidianos -como botellas de agua, un barril de metal, un disco duro de computadora o tubos de plástico- que penden del cielorraso y generan particulares sonidos. Músicos y artistas confluirán en esta instalación –que se podrá visitar hasta el 5 de enero de 2020 en el museo neoyorquino- a través de diferentes performances para crear composiciones musicales en vivo, haciendo sonar estos atípicos instrumentos, como un "coro polifónico", en palabras de Comer. Otra de las magnéticas obras enmarcadas en el área de Performance, también curada por Stuart Comer, es "Handles" de la artista coreana Haegue Yang, una ambiciosa instalación ubicada en el atrio del edificio, compuesta por seis esculturas sobre ruedas, cubiertas por "pieles" de campanas, que generan un sonido tintineante cuando se activan, es decir, cuando un perfomer las desliza de un lado al otro de la sala. Alrededor de las esculturas, en las paredes de esta inmensa sala, se despliegan murales de vinilos iridiscentes y formas geométricas que conforman una composición fascinante que se transforma a cada paso del espectador, ante el juego de luces y reflejos. El carácter sensorial de "Handles" se acentúa por el sonido del canto de pájaros que impregna el espacio, una grabación realizada durante la histórica cumbre entre Corea del Norte y Corea del Sur en 2018. En aquel entonces, los periodistas se esforzaron para escuchar la conversación entre los líderes de las dos naciones, pero sus dispositivos de audio sólo captaban el canto de los pájaros y el débil clic de las cámaras, que musicalizan la instalación se oye ahora en la sala, en palabras de la propia artista.
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