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Vivir buscando la seguridad: iraníes que encontraron refugio en San Juan

Irán es un país con múltiples conflictos religiosos y políticos, por lo que muchos ciudadanos deciden emigrar de su hogar. La historia de los que eligieron la provincia para rehacer su vida. 

13 de junio de 2022

Irán es un país que se ubica en el Golfo Pérsico, en Asia. Está a 14.395 km de San Juan. A pesar de estar tan lejos, desde allí llegaron a la provincia personas que buscaban refugio de la persecución política y religiosa que ocurría en su país. Y nunca se fueron. Este es el caso de Pakzad Rohani, un iraní de 68 años que hace 43 que vive en la provincia que fue fundada hace 460 años y admite que Argentina es el país de su corazón. DIARIO HUARPE habló con él y trató de reconstruir la historia de esta colectividad que huye de su lugar buscando la seguridad.

Este país se encuentra en una zona geográfica en la cual confluyen varias religiones, etnias y culturas. Se ubica en Asia y limita hacia el norte con Armenia, Azerbaiyán, el mar Caspio y Turkmenistán; al este con Afganistán y Pakistán; al oeste con Turquía e Irak; y al sur con el Golfo Pérsico y el Mar de Omán. En este contexto, la vida de los iraníes ha ido desarrollándose entre represión y perseguimiento político/religioso. Esta fue una de las razones que impulsó la emigración de mucho de ellos. La mayoría pensó en Australia, Estados Unidos o Europa como destino principal. Unos pocos eligieron como destino a la Argentina y puntualmente San Juan.

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Pakzad Rohani vive desde hace 43 años en la provincia. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Según comentó Pakzad, actualmente en la provincia sólo quedan alrededor de cinco iraníes nacidos en Irán. La mayoría estudió, se casó y desarrolló su vida en la provincia. En este sentido, según explicó, todos están muy agradecidos porque en San Juan armaron familia, se convirtieron en profesionales y se desarrollaron económicamente.

La historia de Pakzad

Aunque hay iraníes que llegaron en circunstancias en las cuales el país asiático era un sitio favorable para vivir, la historia de Pakzad no fue así. Entre medio, mucho acoso religioso. A pesar de haber pasado momentos difíciles, él dice que encontró en San Juan la paz que tanto buscaba.

En su país de origen, Rohani trabajaba como fotógrafo, profesión que heredó de su padre, quien además era periodista. Este tipo de labor le costó la paz, porque, en otras palabras, la persecución política y religiosa aumentó considerablemente.

Pakzad y su familia son de la fe Bahai, la segunda religión más común en Irán después del Islam. El problema es que el gobierno iraní persigue a las minoridades y no sólo al bahaísmo, sino también a todas las religiones que conviven en ese país.

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Cuando llegó a San Juan, se sentó en la Catedral a pedir por el destino de su vida. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Ser de la fe Bahai, sumado a ser trabajadores de la prensa, fueron motivo suficiente para perseguirlos y amenazarlos. De hecho, al padre de Pakzad y a un hermano los condenaron a muerte. 

Si bien pudieron zafar de la situación gracias a la decisión de un juez, Rohani casi corre la misma suerte. En este sentido, fue un poco decisión de toda su familia que él emigrara a la Argentina.

El hombre había visto a la Argentina y a sus costumbres gracias a que las cámaras del mundo se posaron sobre el país durante el Mundial 1978. A partir de allí le interesó el territorio y la nación en sí.

Cuando llegó el momento de dejar su lugar de origen, se le vino a la mente el país sudamericano.

“No tuve tiempo para pensar, me despedí de mi familia, agarré mi cámara y me vine. Mi mamá me dijo que no me iba a ver más y así fue”, comentó Pakzad al respecto.

Primero llegó a Buenos Aires y estuvo tres días en esa provincia, mientras hablaba con los representantes Bahai en Argentina. Les comentó que quería estudiar ingeniería y desde la organización le recomendaron la Universidad Nacional de San Juan.

Sin embargo, antes tenía que lograr la residencia en el país. Para ello se fue a trabajar a Mendoza. Pero el día que conoció San Juan, supo que se transformaría en su nueva casa.

“Cuando vine, en julio de 1979, hacía muchísimo frío. Tenía mucho frío y me compré una campera finita, porque no tenía tanta plata. Entré a la catedral y me largué a llorar, le pedía a Dios que me ayudara en esta nueva vida”, contó.

Fue así como, luego de lograr la residencia en Argentina, regresó a San Juan, pero esta vez para siempre. En 1981 comenzó a estudiar Ingeniería en Agrimensura y, casi paralelamente, conoció a su actual esposa: Mariela. Siete años de novios y casi un año antes de recibirse de ingeniero, se casaron. Tuvieron dos hijas.

Conforme explicó Pakzad, San Juan le dio “corazón”. En este lugar, encontró sobre todo paz y seguridad. Pero también consiguió estudiar, convertirse en un profesional y vivir cómodamente.

“Amo Argentina, es mi país. A esta altura, soy más sanjuanino que cualquier otra cosa”, cerró.

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