POR REDACCIÓN
17 de octubre de 2019
Una escuela a la que "cada vez se le pide más pero se le da menos", que incluye a más personas pero que no logra que todas "aprendan" porque "no fue pensada para los sectores más vulnerados", es uno de los principales diagnósticos del "Atlas de la educación: entre la desigualdad y la construcción de futuro", una publicación de la Universidad Pedagógica Nacional y Le Monde que, en 130 páginas, traza una radiografía del sistema educativo desde 1983 hasta la actualidad. El informe, que será presentado mañana, da cuenta del "monumental entramado" del sistema educativo argentino actual, que contiene a más de 14 millones de alumnos, un millón de docentes, 60 mil escuelas y 131 universidades. Esto permite hoy que el 99% de los niños de 6 a 11 años asistan al primario, el 98% de los adolescentes de 12 a 14 a la secundaria básica, el 92% de los jóvenes de 15 a 17 a la secundaria orientada y el 50% de los jóvenes de 18 a 24 de las instituciones de la educación superior. "Esa fantástica vocación inclusiva del sistema educativo argentino implica cada vez más presupuesto. Por otro lado, si se elige depositar en la educación la solución de todos los problemas argentinos -como hace el actual gobierno-, hay que acompañarlo de más partidas", dijo el editor y coordinador del Atlas, Diego Rosemberg, docente universitario y periodista. En este marco, Rosemberg advirtió la "gran contradicción" que implica que esta expectativa se sostenga hoy al mismo tiempo que "se reducen gastos en educación pero también en salud y desarrollo social"; y mientras la realidad nacional y mundial muestra que "los niveles más altos de alfabetización" pueden convivir con "los niveles más altos de inequidad". "Nunca antes tantos adolescentes pasaron por la secundaria y nunca ingresaron tantos jóvenes a la universidad, pero la brecha social se agranda y la pobreza crece. Esto implica que no alcanza con la educación si no se trabaja sobre problemas estructurales como la distribución de la riqueza, empleo y condiciones de vida", enfatizó. Es que por sí sola, la educación "es insuficiente" para cumplir con la multiplicidad de tareas que se le exigen: "alfabetizar pero también preparar para el mercado; construir ciudadanía; contener social y emocionalmente; alimentar; brindar educación vial, ambiental, sexual; y acercar a los estudiantes deporte, al arte y a nuevas tecnologías". "Se le pide más, se le da menos, y se le reclama eficiencia", concluyó. En el primero de los seis capítulos que componen el libro, diferentes especialistas analizan cómo "el acceso, los aprendizajes y las trayectorias educativas" se ven perjudicadas cuando están mediatizadas por la desigualdad socioeconómica y la vulneración de derechos. Esta sección da cuenta de que el "23% de los chicos y las chicas de entre 3 y 24 años están afuera del sistema". Todos ellos pertenecen a los hogares más pobres que registran desventajas en relación con los más acomodados, particularmente a la hora de acceder a la educación inicial (68 vs. 87%), secundaria orientada (81 vs. 97%) y superior (30 vs. 71%). El origen social y geográfico condiciona también los resultados educativos para pruebas estandarizadas como Pisa o Aprende; y las mujeres están subrepresentadas en los "altos cargos de la dirección, docencia e investigación" a pesar de que ellas superan a los varones en cantidad de estudiantes universitarios y graduados, según el texto. Así, de los 57 rectores universitarios, 50 son varones, por ejemplo. Otros artículos demuestran que los alumnos pertenecientes a pueblos originarios o migrantes deben sobrellevar dificultades adicionales debido a su "invisibilización" y discriminación, mientras las personas con discapacidad no ven respetado su derecho a asistir a escuelas comunes y quienes viven en contextos de encierro suelen ver cercenado su derecho a la educación junto con el de la libertad ambulatoria. Para el especialista, la educación que se viene tiene que tener en cuenta "los nuevos públicos" tanto en lo que atañe a los "derechos de nueva generación" que los asisten y a las diferencias culturales de las que son portadores, como a las diferencias "puramente materiales" que los afectan. "Una cosa es enseñarle a un chico que desde los 6 meses viaja al exterior que a un chico que por ahí come una vez por día, falta cada vez que se le inunda la casa, tiene que cuidar al hermanito o el primer contacto con un libro fue en la escuela. Ese pibe no tiene la culpa de haber partido de un punto diferente: la escuela tiene que procurar que lleguen a un mismo lugar", concluyó Rosemberg. El Atlas -que en sus 130 páginas incluye más de 30 artículos, infografías, mapas e ilustraciones- será presentado el viernes a las 18 en Piedras 1080, por un panel integrado, entre otros, por el ex ministro de Educación y actual diputado Daniel Filmus y la especialista de educación de Unicef, Cora Steinberg.
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