Cultura y Espectáculos > Lorena Vega
Imprenteros, la historia familiar en formato de teatro
POR REDACCIÓN
15 de octubre de 2019
La actriz Lorena Vega es la autora y protagonista de Imprenteros, obra que se convirtió en un particular suceso desde su estreno en septiembre del año pasado en el Centro Cultural Rojas, en la que visita su historia familiar y una época del país, y que tiene como eje la imprenta de su padre fallecido. En Imprenteros, que se puede ver todos los jueves en Timbre 4 (México 3554) luego de más de un año de funciones semanales en el Rojas, Vega utiliza el formato de la conferencia teatral para interrogar el teatro documental en una obra en la que también toman el escenario sus hermanos y otros actores y en la que utiliza diversos registros: sonoros, videos familiares, capturas de pantalla de Whatsapp, entrevistas filmadas y fotografías, entre otros recursos. La obra nació en el marco del ciclo Familias del Rojas, curado por Maruja Bustamante, y a partir de allí Vega decidió seguir la línea paterna del oficio gráfico (abuelo, padre, hermano) en el armado de una obra que en principio tenía destino de cuatro únicas funciones y que debido al fenómeno que suscitó se mantiene en cartel en forma ininterrumpida desde hace más de un año. Para hablar sobre "Imprenteros", Télam entrevistó a Lorena Vega, una de las destacadas actrices de la escena independiente, que además de esta tiene otras tres obras en cartel: "Yo, Encarnación Ezcurra", "Todo tendría sentido si no existiera la muerte", y "La vida extraordinaria". Télam: ¿Por qué decidió la utilización del formato de la conferencia teatral? Lorena Vega: Me pareció que tenía que contar esta historia en primera personal, armar el relato desde la mirada de la hija mujer (Vega tiene dos hermanos varones que participan de la obra), siempre tuve la imagen de una película en la que yo era como la voz en off que va llevando el relato. T: -¿Cómo piensa ese lugar de la imprenta familiar? LV: El trabajo tiene que ver con comprobar una hipótesis que yo tengo cuando arranco y es que ese territorio que es el taller gráfico de mi papá ha sido un lugar polémico que ha sido el escenario donde se han desarrollado los conflictos familiares y a lo largo de la obra pongo en juego todo tipo de elementos (entrevistas, testigos directos, recuerdos) que me ayudan a respaldar esa hipótesis originaria. T: El relato en torno de su padre es en algunos momentos descarnado. LV: Mi papá murió en 2014, yo trabajé mucho en terapia los desencuentros que tenía con mi papá de los que hay testimonios en la obra. Ese trabajo en terapia me permitió encontrarme con mi papá cuando él estaba vivo, entendí que no iba a ser como yo quería, necesitaba o esperaba, y ahí nos empezamos a acercar un montón y nos reencontramos, de modo que no me quedaron deudas ni rencores con él porque ya todo lo habíamos sanado en vida. T: ¿Esto le permitió trabajar el material desde otro lugar? LV: Todo lo que aparece en la obra ya está tramitado en mí emocionalmente, lo miro como un fenómeno de la existencia, como un material de trabajo. Los que nos dedicamos al teatro ponemos la lupa en el comportamiento humano y lo que hice en Imprenteros fue trabajar eso pero desde lo propio, con mi historia y con mi familia pero a pesar de esa cercanía absoluta siempre lo pensé como un material de trabajo. T: ¿A qué atribuye la empatía que suscita la obra? LV: Es una historia minúscula, no tiene gran cosa, quizás lo que tiene es que es como cualquier otra y quizás por eso produce esa cercanía y al mismo tiempo habla de una generación, gente cercana a mí en edad es como que somos hijos e hijas del mismo esquema familiar, quizás eso también hace que la gente sienta que su propia historia familiar tiene determinados aspectos singulares. T: La reacción del público es uno de los elementos particulares que suscita Imprenteros. LV: Si tuviese que destacar dos cosas para mí importantes de la obra es que le gusta a un arco de gente muy amplio, une gente con distintos tipos de miradas, me interesa eso del teatro, que sea para todes y el otro punto es que siento que la gente queda como en un estado de sensibilidad y apertura a partir del cual, en el final, cuando propiciamos ese encuentro que se desarrolla después de la función, nos empiezan a contar sus historias personales.
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