Huarpe Deportivo
La despedida del Mariscal Milito
POR REDACCIÓN
En el estadio Libertadores de América, jugaron “Los Amigos de Milito” contra “Independiente 2002”; sin Messi, sí dijeron presente Forlán y Verón, entre otros.
El jueves 26 de diciembre quedará guardado eternamente en la memoria de Gabriel Milito. Su despedida, tan merecida, fue como soñar con los pies en el cielo y el corazón en el pasto.
El Mariscal jugó ante miles de tipos que solamente fueron para decirle adiós, se codeó con sus amigos-estrellas, tocó la pelota con los campeones de Independiente 2002, salió desde el fondo con el pecho inflado, metió un gol de penal, brilló. Se emocionó y emocionó al resto.
Pocos jugadores son capaces de juntar a Verón y D’Alessandro, a Maxi Rodríguez y Forlan, a Mascherano y Zanetti, a Gallego y Pekerman. Milito lo hizo… Hizo que por un lado todos se pusieran la camiseta roja con el número seis y que por el otro transpiraran la 18.
Más que una despedida fue un show. Hubo diablitas, hubo videos, hubo juegos de luces. Y hubo fútbol. El Mariscal demostró que todavía podría seguir jugando. Y demostró que sigue queriendo a su hermano como cuando eran niños. En dos ocasiones sacudió sin piedad al ex Racing Diego Milito.
La noche dejó otras perlitas. Por ejemplo, la verborragia de Baldassi pidiendo que patearan al arco. Y la silueta de Serrizuela (un sub 110 kilos). Y el pase exquisito de Verón en el primer gol de Maxi Rodríguez. Y el pedido de Gaby Milito para rematar el penal. Y las ganas del Pocho Insúa. Y la nostalgia de ver con los cortos al Dani Garnero… Y mucho más.
También hubo lugar para la emoción, sin dudas. Uno de esos momentos fue cuando uno de los hijos de Milito metió un gol en un partido ya anecdótico. ¿Otro? Patricia Sosa cantando y Gaby rodeado por el afecto de sus amigos y su familia, con el aplauso de la gente de fondo. Imborrable.