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Cultura y Espectáculos

Divididos la rompió en el Aldo Cantoni

“Muchas gracias por recibirnos, nos vemos la próxima. Espero que no pasen diez a­ños”, con esta frase se despidió Ricardo Mollo, la voz de Di­vididos, que hizo temblar, por casi tres horas que duró el show, el Estadio Aldo Cantoni. No solo por el espectáculo, sino porque bajó del escenario y saludó dándoles la mano

POR REDACCIÓN

26 de agosto de 2013

“Muchas gracias por recibirnos, nos vemos la próxima. Espero que no pasen diez a­ños”, con esta frase se despidió Ricardo Mollo, la voz de Di­vididos, que hizo temblar, por casi tres horas que duró el show, el Estadio Aldo Cantoni.

No solo por el espectáculo, sino porque bajó del escenario y saludó dándoles la mano a toda la primera fila de fanáticos y a aquellos que se arrimaron a ese sector.
Más de 6.000 almas estuvieron presentes, ante un show que, acorde a las expectativas de muchos fans, fue el mejor de los que brindó en San Juan, tanto por su intensidad como por la calidad del espectáculo, los condimentos, y porque no contó con pausas.

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El calor del lugar se hacía sentir coreando las canciones y aplaudiendo a Ricardo, quien se lució en la guitarra tocando con la boca y hasta con una zapatilla, lo que causó furor en los presentes. Diego Arnedo deleitó en bajo, instrumento al que tocó con una calidad increíble. Pero quien la rompió, sobre todo en los impases de solista, fue Catriel Ciavarella, quien es en la actualidad uno de los mejores bateros del país.

Ante la melodía de “Salgan al sol”, uno de los temitas fuertes con los que empezó el recital y que fue tributo a Billy Bond, se le dio el color especial a la noche que había empezado a tomar forma cuando cantó la banda soporte Chancho Va.

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Divididos, en el transcurso del show, hizo un recorrido por todos sus trabajos recordando viejos éxitos como “El 38”, “Qué tal”, “Par mil”, “Paisano de Hurlingham”, “Aladelta”, en­tre otros. Como así también melodías de su último trabajo “Amapola del 66”. Y hubo lugar para recordar a grandes artistas como a Pappo, cuando Mollo interpretó “Sucio y desprolijo”.

El cierre fue a lo grande, con un popurrí de Sumo, la banda a la cual pertenecían y de la que interpretaron “Banderitas y globos” y “El ojo blindado”. Con ello le dio el toque final a un concierto fantástico y que dejó más que satisfechos a los presentes y con la sensación de que la espera de ocho años había valido la pena. 

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