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Buenos Aires Ballet, un proyecto que crece al calor de la crisis del Colón
POR REDACCIÓN
12 de febrero de 2020
La compañía Buenos Aires Ballet ofrecerá una función de gala el jueves 22 en el ND Teatro en la continuidad de un proyecto que nació a partir de la crisis que vive el Ballet Estable del Colón, que continúa en grave estado pues su actual directora, Paloma Herrera, "sólo dialoga con el 10 por ciento de los bailarines", aseguró su director, Federico Fernández, "La necesidad inicial era que los bailarines tuvieran más tiempo sobre el escenario porque hasta hace unos pocos años hacíamos en el Colón apenas 20 funciones anuales -hoy estamos en 45 o 50, que sigue siendo muy poco- y existía una necesidad de salir a escena de parte nuestra. Pero descubrimos -también- que había una demanda de ballet por parte de públicos menos tradicionales", afirmó Fernández en diálogo con Télam. La compañía Buenos Aires Ballet, formada en 2016, presentará en el ND Teatro una suerte de "popurrí" con los pas de deux de títulos célebres. "Somos una suerte de carnada. El espectáculo es muy ágil y dinámico y es muy difícil, por ejemplo, que si ves el pas de deux de El Lago de los Cisnes después no quieras ir al Colón a ver el ballet completo", ejemplificó Fernández, quien a su vez es primer bailarín del teatro. El desarrollo de Buenos Aires Ballet se despliega en paralelo al trabajo que Fernández -y la mayor parte de los bailarines de Buenos Aires Ballet- realiza en el Ballet Estable del Colón, que en 2020 ofrecerá cinco espectáculos (todas versiones de clásicos del siglo XX: Giselle, La fille mal gardée, Manon y La bayadera), con 53 funciones. "Deberiamos hacer al menos 70 funciones anuales. Las grandes compañías del mundo hacen 100 o 120. La diferencia es enorme", puntualizó. Y agregó: "En el programa 2020 no hay ningún estreno. Son todas reposiciones de muy buenas obras pero estamos necesitando -también- que haya un espacio para creaciones especiales para el Ballet del Colón relacionadas con la coyuntura. Si bien somos un teatro de tradición y hay que sostener la identidad, también se debería crear". Hijo de madre pianista, con un hermano desaparecido durante la última dictadura cívico-militar, Fernández se convirtió en una de las voces de los reclamos que los diferentes cuerpos artísticos del Colón manifestaron con fuerza el año pasado pidiendo mejores condiciones de trabajo. - ¿Cuál es el estado del conflicto en el Ballet Estable? - Tenemos una directora, Paloma Herrera, que fue una estrella internacional de la danza. Ella nos habla mucho del dialogo, de que las puertas están abiertas, pero cuando se le presenta un reclamo lo toma a mal y dice que la estás atacando. Dice que no es su tema, que ella es la directora artística, pero ese cargo en realidad no existe. Ella es la directora del ballet y es responsable de la gestión y no sólo de la sala de ensayos. Nosotros necesitamos gestión. Le reclamamos que actúe como la directora de una entidad pública, no como una maestra ensayística. - ¿Se deterioró la relación con ella cuando los reclamos cobraron visibilidad pública? - Se deterioró al menos para un 90 por ciento del ballet. Ella dialoga con el 10 por ciento que es el que cree que no la ataca. Conmigo no ha tenido malos tratos, pero hay gente que se ha sentido maltratada por ella. Lo que no puede ocurrir es que hable nada más con dos o tres bailarines de la compañía. - ¿Cuáles son, concretamente, las demandas pendientes? - Tenemos que resolver, por ejemplo, la situación de los bailarines que se contratan como "refuerzo" para cada ballet y que cobran 12.500 pesos. Ese monto no les alcanza ni para el gasto de las zapatillas de punta o media punta. Necesitamos que la directora pelee por esas cosas y no notamos que eso suceda. - ¿Cómo ves el modelo de Teatro que imagina el gobierno de la Ciudad? - Creo que hay una cuestión ideológica o de comprensión de lo que el teatro debe ser. El teatro no se populariza trayendo a artistas como Alejandro Lerner o Patricia Sosa, de los que nadie duda sobre su calidad. Lo verdaderamente popular es que cualquiera tenga la posibilidad de ir a ver lo que el Colón produce. Los artistas del Colón estamos y cobramos lo mismo hagamos una o 100 funciones, pero luego aparecen terceros, o ex funcionarios devenidos en productores, entradas a valores altísimos y no nos concentramos en lo que el teatro debería ser: una fábrica de arte y cultura.
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